jueves, 30 de junio de 2011

Recoge el ancla... Zarpamos de nuevo.

Tú eres ese chico por quien me siento esa pequeña mujer capaz de querer, viviendo cada segundo la primera vez. Sabiendo que al menos un poco me quisiste y todo aquello que me diste fue algo especial para los dos.
Y hoy me pregunto ¿qué será esa fuerza que a todos nos une de dos en dos? Y si seremos nosotros uno de ellos.
Y aunque quiera verte, y aunque me pregunte cuanto queda para estar junto a ti. Es tan grande lo que siento, que tenerte no bastará. Que puede que ni siquiera te conozca de verdad, pero sé que podré ser tu amiga porque has descolgado una estrella del portazo que diste, por venir esta noche conmigo.
Y como no hay más miedo que el que se siente cuando ya no sientes nada. Por eso quiero seguir luchando por ti, por lo que nos unió en aquel momento.







Así acaba un mes con el que se cumple un año desde que empezara el mejor verano de toda mi vida.
Te quiero, ¿lo sabes?

martes, 28 de junio de 2011

Apaga ese reflector,

dime cosas como no puedo dejar de mirarte. No soy nadie especial, solo otro chico que está desesperadamente enamorado de ti.



Sigo sintiendo algo por ti. Es lo que me asusta saber que sigo pensando. Que no te digo porque ya nunca hablamos.
Que te echo de menos. Que querría que las cosas fueran como antes. Que me gustaría poder volver atrás para corregir mis errores. Que te sigo echando de menos. Que las cosas nunca volverán a ser como el pasado verano. Que aún recuerdo todas y cada una de nuestras conversaciones, de las cosas que me has dicho. Que me sé todos y cada uno de tus mensajes de memoria. Que me gustaría pode pasar al menos un día contigo. Que me conformaría con oírte cerca un minuto en mi vida. Que lloro cada vez que escribo sobre esto. Como ahora...






Prefiero amar a alguien que no puedo tener, que tener a alguien que no puedo amar.

viernes, 24 de junio de 2011

No existe un no quiero, existe un miedo a querer.

El amor casi nunca tiene razones, o si las tiene, suelen ir rezagadas del sentimiento, como la cola de una cometa.
Primero, inexplicablemente, se nos descalabra el corazón. Luego, tozudamente, el cerebro intenta darle un orden lógico a la inconvenciencia, sin mucho éxito.
Y es cuando el amor hace mella, las estrategias de resolución de problemas, las buenas intenciones y los brebajes no encuentran el camino de la restauración, nada se opone a obtener cariño, nadie puede doblegarlo.
Todo te da un vuelco, como una montaña rusa.



No existen razones manifiestas.
No hay demasiadas justificaciones y explicaciones, sino más bien un rotundo "porque si", tan irracional como hermoso. 

¿Y por qué no?

El "te quiero" siempre implica ambición. Suele incluir un "me perteneces" acaparador, cierta necesidad de posesión. Un miendo inmenso a la rutina, a la inmediata locura, a la perdición.
Un amor no posesivo, toma el anhelo y deja el dominio: "No te quiero para mi, ni siquiera te quiero para nada. Sólo me gusta ser un observador de ti. 
 
Qué suerte que existas, independientemente de mi y más allá de mi.

La alegría de que el otro exista, esencial. ESENCIAL.
Así de escueto y maravilloso.
Es una felicidad esencial, radical. ¿Y dónde que la correlación, la lucha por los derechos, el balance para dar-recibir?
Queda justo así: si violas derechos no puede haber alegría de que existas, por que me haces daño.
En condiciones de respetabilidad y correlación, tu existencia se justifica a si misma en el amor, o mejor, el amor se justifica a si mismo en ti.
Los enamorados se miran hasta gastarse, se descubren, se maravillan, se hipnotizan, porque el otro es fuente de éxtasis.



Quizás esta posición pueda parecer demasiado idealizada, ingenua o romántica, pero en realidad, cuando una pareja no manifiesta, aunque de vez en cuando, el gesto bobalicón típico de quienes están "felices de que el otro exista". 

Es que el amor anda cuesta abajo o se perdió en alguna curva.

Nadie es nadie.
La ambición del otro, el deseo de ser siamés, no corresponde a un amor maduro y despojado de egoísmo.
El auto-respeto no es egoísmo, el absolutismo afectivo, si.
¿Cómo se expresaría un enamorado que se alegra de que ella exista?: "Te quiero porque te quiero, porque se me da la gana y aunque no quieras.
Te quiero cuando te siento coexistir y respirar al ritmo de mi respiración que no cesa de quererte.
No eres mía ni de nadie, te perteneces a ti misma, y yo sólo soy un voyerista que se deleita con tu paso por esta vida, que no es tuya ni mía, y aún así intentamos compartir.
Lo mismo diría un enamorado.
El amor es la alegría de que alguien exista.
Lo demás sobra y los demás también.
Es la felicidad sentida de que tu naturaleza me hace cosquillas, justo ahí donde debiera. 

Me alegro de que existas.