martes, 5 de febrero de 2013

Te lleva esperando horas, se ha dado la vuelta y se ha ido.

Cuando esperamos algo de todo corazón, el tiempo no se mide, porque el tiempo no existe, no importa.
Cuando esperamos algo con todas nuestras ganas, rezamos en todos los idiomas posibles que pase algo, que no importa cuando, pero que pase.
Cuando deseas algo, que da claros indicios de que vaya a pasar. Pero lo único que pasa es de largo, te cansas.



...Y cuando te cansas de esperar, ya nada importa, porque es como cuando se te pasa la cita del médico: 
todo lo que habías conseguido lo has perdido y si quieres recuperarlo tienes que empezar desde cero.



martes, 8 de noviembre de 2011

Vuelta a la realidad. El sueño se ha acabado.

A cero coma tres segundos de montarme en el avión. A cero como uno de perderte de vista, te estaré echando de menos.
Y lloraré por los dos y por las otras cincuenta personas que me han conocido aquí. Pero haz el favor y no te pongas triste, que voy a pensar en ti a gritos todos los días.



...pero esto no es un adiós, es un hasta luego.

miércoles, 26 de octubre de 2011

And what if...

Cuando algo te despierta en mitad de la noche, sudando, con dolor en el pecho cada vez que coges aire, con el corazón a mil y con ganas de llorar. Quizás sea el momento de aceptar lo inevitable... Esa palabra que aborreces, que siempre has presumido de que no existiera para ti, se ha hecho realidad: te has enamorado.
 

jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Te vas?

Estoy cansada de suplicar, de rogar y de pedir.
Ya no quiero explicaciones, ni disculpas, ni nada relacionado con rebajarme a otro nivel.
Te he echado de menos hasta el punto de dolerme. Pero hepodido crecer y darme cuenta de que hay cosas en la vida por las que merece más la pena luchar:

tu cariño.


Cierra la puerta al salir.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Y tu te quejas por un dolor en el pecho, una escusa disfrazada de un dolor imaginario.
¿Qué se siente cuando te duele el alma? Dime que sientes, ¿alguna vez as sentido que tu corazón ya no late, que tu cuerpo ya no esta en este planeta, que te arrebatan la vida...?

Dime, ¿lo has sentido alguna vez...?

No tienes ni idea de lo que es sufrir por amor, no sabes lo que es querer agarrarte a algo que ni siquiera has tenido, ¿sabes lo que es que te arranquen las entrañas? Tú me dejaste sufriendo y te fuiste con otra, tú entiendes tú, tú que ni siquiera te arrepientes,tú y solo tú, y hoy me doy cuenta que solo fui una alfombrilla en la que te limpiabas los pies para luego hacerte la victima, y ese dolor hoy se hace más grande.

domingo, 4 de septiembre de 2011

ERROR COMETIDO.

A la gente a la que haya comentado estos días, sobre un nuevo "proyecto", un blog de relatos cortos, affaires, amor y esas cosas, os puse un enlace como "deungolpesinpensarlo.blogspot.com" o algo así, y lo siento mucho si lo habéis intentado y no lo habéis encontrado, porque me equivoqué, es este: http://degolpeyysinpensarlo.blogspot.com/

De hecho, voy a poner una barra de enlaces justo debajo del título del blog, para que contactéis conmigo, si es que queréis, claro. Ahí también estará mi blog.

Lo siento mucho si os hice perder el tiempo, pero creo, y no porque sea mío, que este blog no lo hará.
Gracias por seguirme, comentar, y acercaros un poquito a mi.

Besitos.
Bean.

martes, 30 de agosto de 2011

Tú, te, tuya, contigo & JAMÁS sin ti.

Aquí estoy, como siempre, pensando en ti. Y bebo, mirando el vaso de plástico rosa del IKEA, en el que intento dibujar algo que como lo que debería ser tu rostro. Y me pregunto hoy, al igual que todas las noches, por qué no estas a mi lado.
Falta algo en mi vida ahora mismo. Algo que se forma por tu presencia, tu sonrisa, el brillo de tus ojos, tus caricias, tu cuerpo, tu olor y hasta esa forma rara que me miras.
Solo tengo tu sombra, el tacto de tu pelo en mis manos, tus fotos y el recuerdo de lo que somos o de lo que fuimos. No sé.
Te bebo a cada sorbo, te encuentro en cada bocanada del cigarro que se interpone entre mi mano y mis labios cuando no quiero llorar, y, aunque no lo creas, te respiro a cada segundo.

¿Por qué?

Por que vives en mí, te llevo en mi cabeza, en la imagen que reflejan las lágrimas de mis ojos, en el hueco que dejaron tus dedos entre los míos. Todo aquello que me recuerda contínuamente el dolor que me deja tu ausencia.
Aquel dolor que me deja el saber que tú no me guardas en ti ni tan solo una mijita...

Y ahora dime: ¿Cómo haces tú?, ¿cómo haces para tener siempre en la boca esa sonrisa?

¿Cómo haces para estar siempre inmerso en ese mundo en el que solamente importas tú, en el que no vive nadie..?

Por que yo te veo en cada cosa que miro: en la sonrisa del niño, en el fondo de la taza del desayuno, en el reflejo del espejo, como cuando me abrazabas por detrás mientras me hacía una coleta, en el sol que me despierta cada mañana, en cada banco que veo mientras camino. En cada paso. En cada paso que di ayer, en el que daré  hoy y en el que daría mañana.
Por que eres parte fundamental de la persona que soy y de la que quiero ser, hasta que de una vez por todas te des cuenta de que me necesitas, que me quieres. Porque es lo que me gustaría: que me quisieras, que me soñaras, que me respiraras a cada segundo. Cómo decías de cachondeo cuando nos poníamos tontos y tan solo acabábamos de darnos cuenta de que éramos inseparables.

 Quiero ser tu aire, la sombra esa que ves delante cuando el sol te calienta la espalda, la que mira cada uno de tus movimientos, cada una de tus exhalaciones, cada una de tus sonrisas. Cada destello de tu ojo derecho, y no sólo ese deseo carnal. Por que la carne se acabará en cualquier momento sin nosotros decidir cuándo. Pero hay algo que ahí queda, y que quedará, hasta el día en que tengamos que decir adiós definitivamente...

No. No eres un capricho ni un producto de esta imaginación desbordada que me lleva siempre, sin importar que camino elija: a ti. Siempre a ti, a todo lo que tú eres para mí y simbolizas en mi decadente existir.
Quisiera que te dieras cuenta de que dependo de ti. Vago totalmente cambiada. Dependiente. De lo que tú dices, de lo que tú piensas, de lo que tú quieres. De haber sido un ser racional, o un intento de ello, a uno irracional.
Esta noche me he propuesto escalar en tu horizonte, entrar en tus sueños e hilvanar una nueva fantasía en la que el único mundo que quieras sea el que encuentres a mi lado. Y así algún día, por muy lejos que me halle, por mucho que te cueste, vengas en mi busca y me encuentres
Te conozco tanto que hasta sé todas y tantas esas cosas que forman parte de esta cotidianidad que compartes conmigo en los instantes en que estamos juntos. Los que compartíamos cuando la ocasión se daba.

De qué lado te gusta dormir, sé que roncas sin parar, que te tapas sólo las piernas hasta la cintura. Que duermes sin camiseta, pero con calcetines y que cuando no puedes quedarte dormido te chupas el dedo como un niño chico. Al llenar tu vida de tantas cosas aparente insignificantes, que continuamente me hacen sonreír como una tonta incluso estando con gente delante, hace que todo esto sea todavía más difícil, porque ahora estoy a miles de kilómetros más. Y es que tu mundo y el mío son tan raramente diferentes... Por que tu mundo eres tú. Y, mi mundo...
eres tú.

Y me burlo a cada instante de mí, de aquello en lo que me he convertido gracias a ti, a tu constante indiferencia….
¿Cómo iba a imaginarme yo que podría llegar querer a un personaje como tú de semejante manera?
Eso eres. Definitivamente. Un personaje que ha entrado en esta historieta de la que ni siquiera yo conozco cual será el final, de la que ojalá algún día pueda resolver y encontrar el final de esta razón que extrañamente me ata a ti. Y que, constantemente, y a cada momento me mata.

No me arrepiento de nada de lo que se hizo, es, simplemente, que pensaba que no podríamos ser otra cosa más que buenos amigos. Sí, tenía miedo a perderte, y más tarde lo hice, es solo que...

Es sólo que te quiero, te pienso, te recuerdo y te necesito.




Esta forma rara mía de quererte.

domingo, 28 de agosto de 2011

Quizás puedas destruirme, pero jamás derrotarme.

Siempre había pensado que no podía hacerlo. Que se reirían de mi. Que haría el ridículo.
Y siempre que llegaba la hora de dar un paso más, retrocedía y salía corriendo.

¿Amar es sacrificar todo para lograr verlo?

Tanto se puede creer en el amor como se puede dudar. Si se practica el segundo se vive una vida donde se edifican paredes de protección con el propósito de no ser dañado.
Pero con el tiempo y el aislamiento te das cuenta de que esos muros que fueron puestos ahí como protección se han convertido en tu prisión. Y es precisamente en ese momento cuando tomas la decisión de quedarte ahí y morir, o iniciar el camino de la libertad y la expresión de tus verdaderos sentimientos.
Es normal tener miedo ante lo nuevo. El miedo es una reacción natural frente a una situación que nos toma por sorpresa y que, obviamente desconocemos. El miedo es, también, la afirmación más clara de nuestra humanidad. Y eso lo aprendemos desde pequeños cuando damos nuestros primeros pasos. Para aprender a caminar uno tiene que tropezarse, golpearse, levantarse. Caerse varias veces, levantarse y otra vez volver a caer. Pero sobre todo vencer el miedo, vencer el círculo de temores que antecede a la primera caída.

Con el amor sucede algo parecido, uno tiene necesariamente que equivocarse. A veces icluso perseverar en el error, sin escuchar a nada.  Ni a nadie.
Y es entonces, cuando uno se descubre como en la primera infancia, cayéndose una y otra vez. Golpeándose con la misma piedra, venciendo los más grandes temores,. Pero sobre y ante todo, aprendiendo.

El mundo nos ha enseñado con razones justificadas a desconfiar, a tener miedo de todo lo que brilla en medio de la oscuridad, a mirar con malicia y cierto prejuicio a la mano que se extiende en la desgracia. Por más que ésta de visos claros de sinceridad y honestidad moral, la cultura de la desconfianza nos hace estar siempre a la defensiva en todos los aspectos.
Personalmente, creo que hoy, tenemos la absoluta tendencia de no arriesgar nunca el más mínimo de nuestros intereses a menos que estemos totalmente seguros. El problema es que esto tiene como consecuencia que nunca se lance la moneda por miedo a fracasar nuevamente, por miedo al error y a las críticas.
Hay que vencer los miedos, aunque la lucha sea larga y tediosa. Hay que buscar dentro de cada uno de nosotros esa fuerza que nos obliga a empezar de nuevo. Que hace abramos nuestros ojos, nuestras palabras, nuestro corazón. Así cada vez que caigamos, levantémonos y repitamos tal como se leía en una Graffiti de la revuelta francesa de Mayo del 68:
 
 
“¡Seamos realistas, pidamos lo imposible!”.

Al igual que en las decisiones, que en los errores y las metas, en el amor hay que darlo todo. Yo misma comprobé, después de intentarlo una vez, después de caerme y tener que levantarme yo sola como bien pude, que si tú no haces el esfuerzo, eres tú mismo, y luchas por todo aquello en lo que crees y que amas, nadie va a ayudarte, ni mucho menos: hacerlo por ti.
Puede que no dure para siempre, puede que el instante de felicidad sea tan corto como un parpadeo, puede que te hagan daño, o incluso que se rían de ti. Puede que cometas errores, puede que te arrepientas, puede que te tortures a tí mismo mil y una veces...

Pueden pasar muchas cosas, pero si nunca lo intentas, nunca sabrás cuáles.



Que te subestimen es de mediocres. Si te subestimas, directamente, es que eres tonto.

sábado, 27 de agosto de 2011

I think of yesterday... and all the times I spent being lonely.

Quizás tú sientes que el dinero, las propiedades o encontrar a alguien con quien acostarte cada día sea el sentido y el objetivo de tu vida... O quizás lo buscas en las opiniones y en el deseo de aprobación de tus amigos, tus padres, y los que te rodean en general...
Pero siempre acabas sintiéndote igual: con una sensación interior de vacío y angustia.

Pero lo más interesante, es que el sentido de tu vida lo sientes, por primera vez, cuando sufres un gran estremecimiento emocional o estás en peligro:

Cada día que pasaba pensaba más y más tiempo: Qué hice mal. Luego me ponía a recordar los momentos que tuvimos. Sonreía. Reía. Volvía a sonreír. Y ponía esa canción... Entonces de la sonrisa afloraba una lágrima y esa mirada perdía brillo.
Luego pensaba si merecía la pena. Y después le daba lugar a la culpabilidad y al deseo de haber hecho las cosas de otra manera.

Y ahora, ¿qué?
 
 
Te pido perdón por las cosas que no te di, solo pensaba que envejecería a tu lado, juntos. Juntos hasta el final. 
Se echan de menos muchas cosas: noches, besos, palabras, discusiones… Oh, Dios, ¡las hemos tenido buenas!
Gracias por eso. Gracias por cada detalle. Por la primera vez que nos vimos, por la primera foto, la primera sonrisa. Gracias por ser alguien de quien siempre he estado orgullosa, por tu coraje, por tu dulzura, por lo guapo que has sido siempre. Por mi continuo deseo de… poder tocarte. 
Dios, si es que eras mi vida. 
Te pido perdón por las veces que te he fallado, en especial por la que fue

La última.

Cuando me pongo a pensar en lo que te echo de menos, digo, ¿de verdad mereció la pena todo aquel sufrimiento?, ¿toda aquella lucha?
Luego, por lo general, me regaño a mi misma por semejante pensamiento.

¿Desde cuando hago yo cosas que no merecen la pena...?

¿Desde cuándo TÚ no mereces la pena?


Ahora que estoy lejos, y que la soledad no ayuda a que mi mente descanse de ti, te echo más de menos que nunca. ¿Lo único?
Quizás ya no sea ese NO amor... Ese cariño especial. Quizás ese cariño especial, ese que hacía que desease tenerte a mi lado cada noche, que me hiciese sonreír al recordar tu voz, que hiciera que se me inflara el pecho de un golpe al recordar tu sonrisa... Quizás todo ese cariño especial, ya solo sea cariño.
Eres alguien esencial, y quien lo ponga en duda que se muera. Simplemente que...

Quererte se ha convertido en rutina.



Tómame como al tequila, de un golpe y sin pensarlo.