lunes, 29 de noviembre de 2010

Ultimo adios...

Lo más doloroso de mi vida... Un adiós por su parte. ¿Para siempre?
No puedo más. No puede ser. Quizás él me pida como última cosa que deje de escribir sobre él, que le borre de mi vida. Y está bien. No volveré a mencionarle.
Había aprendido a vivir sin él, por un tiempo volvió, si... Ahora, ya no sé si me acordaré de como hacerlo.
Ha sido una etapa difícil en mi vida. He sido feliz, si, pero también he sufrido.

Me mata todo esto. No puedo seguir.
Adiós.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Ella solo quería ser la medicina adecuada...

Creía que hoy actualizaría. Es más, quería hacerlo. No por obligación si no por necesidad.
Necesidad de que alguien me ayude a salir de todo el agujero que se ha creado. Y esta vez no por culpa mia, aunque yo lo haya agrandado.
Bien. En dos dias he perdido mucho. Demasiadas cosas. Y no puedo evitar pensar... No me imagino un mundo en el que él no esté.
No sé qué hacer. He recibido ayuda de personas que nunca pensé que de verdad supiensen como me sentía. Me han apoyado mucho y quiero agradecerlo.
No tengo inspiración. Todo esto está escrito sin orden ni concierto, ya que podría escribir cómo me siento de tantas maneras que no sé cuál me duele menos y cuál más.
Y no puedo esperar. Me gustaría poder parar mi vida y colocar cada pieza en su sitio sin que nadie lo impida; aposta o no. Me gustaría poder pasar escenas o rebobinar para hacer las cosas bien. Un mando es lo que necesito por navidad.
No sé qué más... mi inspiración se ha ido con mi sonrisa.
Supongo que mañana será otro día. Y quizá ver a Justin me haga sentir un poco mejor.

Suerte a todos aquellos que prometieron una vez no hacerse daño por amor y no lo han cumplido, o no han podido.

sábado, 27 de noviembre de 2010

No sé... Me da por leer esto y me trae buenos recuerdos. Entonces, todo era más fácil, solo queríamos conocernos.

Bien, siempre olvido decirte lo que realmente importa, siempre me quedo sin palabras cuando hablo contigo. Muchas cosas quiero compartir y a veces me asalta esta especie de inseguridad en mis argumentos. Y siempre, olvido decirte que te quiero.
Yo, una idiota con pajaros en la cabeza y poco más, dejo mucho que desear en todo lo que toco, en todo lo que escribo.
Nunca acierto, me queda sólo esta sensación de saber que me queda algo por decir. Y que aunque me quede otra oportunidad, siempre la derrocharé. Pero sé que existe ese resguardo que me salva de mis autismos sentimentales.

Yo, una idiota con ganas de abrazarte, no soy sólo esa voz en off que vacila de una prepotencia que le provoca la sociedad entre la que vive. Me refugio en mis debilidades y eso se nota, vamos que si se nota... Soy algo más. Puedes creerlo.
Siempre he creído que lo que se expresa escribiendo no se es capaz de volver a reproducirlo hablando y eso es algo que tengo marcado en todo lo que digo, en cada cosa que escribo, bien o mal, sea real o no.

Lo siento, pero entre otras cosas soy humana y entre otras cosas sufro la debilidad de ser vulnerable a lo que siento.
Siempre intento ayudar a la gente dandole consejos, pero luego no sé interpretar mis propios sentimientos, y esa especie de psicología no me sirve ni para una sesión de autoayuda.


Llevar esta amistad, esta complicidad en silencio con la oscuridad como testigo, me está haciendo crecer como persona y cuanto menos como ciudadana x.
Estoy aprendiendo de ti, no sé quizás el qué y el cómo, pero siento que he cambiado durante estos meses. Sé que al igual que he madurado, he sido más infantil, me he divertido. He estado horas riendome sin parar. Pero a veces siento la necesidad de desafiar al mundo tras hablar contigo, siento la prepotencia de mirar por encima del hombro al resto del planeta tras colgar la conversación de rigor con la cual alimentas algo más que este vacío que a veces me abduce.
Alimentas mi corazón con tus palabras, que casi siempre interpreto a mi manera para luego soñar contigo. Y es que siento esas ganas irrefrenables de gritarte que te quiero aunque no me puedas escuchar.
Fue muy grande dar contigo y mucho más grande es el saber a ciencia cierta que es cierto, que pasa el tiempo, ya casi dos meses
(ahora 8) y esto funciona, seguimos al pie del cañón con esas ganas dementes de querer mucho mas, de querer lo que por derecho la vida nos debe. De querer que todo salga bien y nada ni nadie lo estropee en cosa de segundos. 

Porque nos dimos esa segunda oportunidad. Esa segunda parte, que como dicen, suele ser mejor que la anterior. 
Estoy muy segura de ti, eso me hace partícipe de una paz interior que no he sabido canalizar a lo largo de mi corta vida y que por mera casualidad me veo obligada a enfrentarme a mi misma. Me siento extraña al verme reflejada en el espejo, al hablar sola de temas que quizás nunca hubiese tocado y que por supuesto estaban destinados a ser pasto del olvido por la más absoluta manía esta de reprimir lo que hierve bajo la piel cuando te cruzas por mi camino.
Cada vez me ahoga más esta impotencia del teclado y me limito a escribirte todo aquello que por miedo no sé como decirte. Incluso a veces, me callo cosas que me hacen estallar, que explotan junto a mi corazón joven y no tan intacto como creía. Me ataca el impulso de morir en tus brazos, de morir en tus palabras para más tarde buscar el exilio en tu aliento y poder sentirme fuerte. Te anhelo.
Todo siempre es mucho más sencillo y como tal mucho más duro que la misma realidad, y como tal, mucho más cercano. Pero casi siempre intento no verlo, para que esa distancia me sea menos dolorosa.
Quisiera pregonar lo que te quiero a voces sordas de teclado. Quisiera gritar este vacío de no poder tocarte. Quisiera llorar las noches que me gustaría que estuvieses por aquí, pero me quedo con el consuelo de que sé que cobraré todos los intereses, de que algún día saldaré esta deuda. Mientras tanto, pago aduana al cruzar algún mensaje a tu móvil, pago el impuesto revolucionario por haberte conocido.

Pero me da igual, me siento especial por sentir bajo mi piel lo que me trasmites y eso me da que pensar, y siento poco a poco que me hace ser algo más que un personaje anónimo destacado entre tanto sentimiento por atar. Los míos. Extraños, fugaces, imposibles.

Son tantas las cosas que te quiero preguntar, son tantas las vivencias que quiero compartir contigo, son tantas las ganas de seguirte el rastro que no me veo capaz de empezar yo sola.
Es inevitable, juegas un papel clave al día de hoy en esta partida de ajedrez que no es otra que mi vida, sin trampa ni cartón, esta partida de ajedrez, que según recuerdo siempre se ha visto destinada a quedarse en tablas o a una derrota para mi bando. Pero casi siempre que comienzo a saber que puedo conseguir el jaque mate, hay algo que viene y derrumba el puente.
Reconozco que soy débil, este mensaje lo pone de manifiesto, pero claro, eso tú ya lo sabes.
Yo sé que lo sabes. Y que al menos un poco me aprecias. Y que aunque no lo digas piensas que soy un poco pesada. Pero es por todo esto, que todo lo que pretendo plasmar cobra sentido por si solo.
Te echo de menos.



26.Mayo.2010.

viernes, 26 de noviembre de 2010

No todo es blanco o negro. El gris está bastante bien.

Hay momentos en los que lo que sientes es tan fuerte que al intentar defender tu muralla te vas al extremo equivocado y ésta se derrumba un millón de veces más fácilmente de lo que te costó construirla.
En esos momentos, no sabes qué hacer. Si seguir luchando con el trozo de muralla que quedó en pie, si comenzar a repararla o dejar la lucha.
Entonces hay cosas que pasan a segundo lugar cuando no deberían.
Tú te hundes, tiemblas y lloras. Y pierdes tiempo. Pierdes momentos, oportunidades de cambiar, de mejorar. Pierdes esperanzas y encuentras complicaciones en cada rincón de tu vida. Miserable por momentos.

Tu piel se hiela, tu corazón se para y tu mente se colapsa.
Y sientes que vas perdiendo vida, que vas perdiendo lo que un día fue tu fuente de energía.
Pero en el fondo sabes que él te quiere, aunque por cabezonería o por miedo no quieras creerlo.




domingo, 21 de noviembre de 2010

Is this love...?

No lo sé, pero es importante.

Por culpa del madito miedo al NO, a una respuesta negativa, me perdí muchas cosas...
Ya basta Alba, ya basta... acabé diciéndome.

Él parece tener miedo a decir NO y tu a preguntar... Y, ¿qué más da?
Nada se pierde, se puede ganar o no, pero nunca perder.
He aprendido. 
Me llevé mi primer palo, mi primer "No, mejor luego..."
Intenté afrontarlo con una sonrisa, pero solo me dio vergüenza.
Ahora ese "No, mejor luego..." Ni existe, ni se recuerda, ni se ha vuelto a decir.
Solo eran paranoias de los primeros pasos sintiendo algo por alguien.
Y ya son siete meses, así que. Más confianza y menos tonterías. 
"No te preocupes, cielo... Él no se irá, no se fija en eso."
Eso me dije y ahora estoy aquí. Feliz como nunca sin negar que podría estar mejor. Como siempre.




Para algunas personas, de forma inexplicable, el amor se apagaPara otras, el amor sencillamente se vaY otras, ni siquiera creen que exista.
Si bien es cierto, por supuesto, que el amor también puede encontrarse, aunque sea solo por una noche. 

Sin embargo, existe otra clase de amor. El más cruel. Aquel que prácticamente mata a sus víctimas. 
Se llama amor no correspondido
La mayoría de historias de amor hablan de personas que se enamoran entre sí, pero, ¿qué pasa con los demás? 
¿Quién cuenta nuestra historia? 
La de aquellos que nos enamoramos solos. Somos víctimas de una aventura unilateral. Somos los malditos de los seres queridos. Los seres no queridos. Los heridos que se valen por sí mismos. Los discapacitados sin plaza de aparcamiento reservada. 

Sí, estáis viendo a una de estas personas.

Porque hoy hace 7 meses que sueño con los jazmines, que vivo soñando con el caracol rubio que "skatea" por ellos. Con el día de encontrarle y poder... abrazarle.
Me he enamorado de algo lejano, quizás efímero. Pero no diré que es imposible

Para mí, últimamente las cosas no lo son.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Si la vida son dos días, quiero estar al menos uno junto a ti.


Adoro que un rayo de sol se filtre por la ventana y se refleje en mi rostro y pensar que hoy puede ser un gran día. Quizás conozca a alguien nuevo; quizás me encuentre dinero por la calle; quizás me compre ese vestido que tanto tiempo llevo deseando o quizás en la esquina menos inesperada me choque con alguien que con el tiempo descubriré que es mi amor verdadero; y, entonces, recordaré este día, esta mañana, este café que me estoy tomando, estos pensamientos, este amanecer y como mi gato se acurruca en mi regazo.
Tengo la sensación de que hoy me miraré en el espejo y no me veré tan gorda, que me arreglaré aunque solo vaya a comprar el pan, que bailaré sin importarme lo que digan de mí, que gritaré todo lo que pienso por el simple placer de ser yo misma y que cometeré mil locuras solo para descubrir lo bella que es la vida… que ya es hora de salir ahí fuera, respirar bien hondo, y comerme el mundo. Si, hoy es una buena mañana.

Pero sé que también habrá días de esos que, por motivos desconocidos para los demás, incluso para mí misma me encuentre llena de ira, y no me siente con ánimos ni para hacer el desayuno. De esos días grises que vienen y van, en los que duermes más de la cuenta porque ningún agradable rayo de sol cruza tu ventana. De esos días en los que te parece que todo lo bueno engorda, es pecado o despeina. Que parece que la suerte, la alegría y las sonrisas se han escapado durante la noche por la ventana entreabierta de tu habitación…


Que tan solo te alegraría que él viniese y se escondiese en tu cuarto. Contigo en la cama.
Lo único que me consuela en días como ese es pensar que, al fin y al cabo, mañana será otro día.



viernes, 19 de noviembre de 2010

Unas teclas y una hoja en la pantalla.

Aquella noche no tenía fuerzas para escribir... Todo podría haber sido posible, si no vivieramos cada uno en una punta del país. España era tan grande en aquellos momentos...
No tenía fuerzas para escribir pero aún así lo hacía. Con mi bolígrafo rosa favorito y papel cuadriculado en mano, me decidí de una vez a escribir todos aquellos sentimientos que me atormentaban, pero a la vez me hacían feliz.
Y fue entonces cuando me di cuenta. Él significaba demasiado para mi, demasiado como para echarlo todo por los suelos con aquellas manifestaciones e amor, cariño o lo que fuesen...
Tenía miedo. Miedo y vergüenza, ya que nunca había hecho aquello.
Era la segunda vez que sentía algo por una persona y la primera en la que realmente me había decidido a hablar sobre ello.
En fin. Ahora mismo, recuerdo aquella noche perfectamente. Un sofá cama. Pasadas las tres de la mañana y con el corazón a mil después de haberle mandado una copia de lo que había ido escribiendo desde aquel 22 de Agosto. Un 22 de Agosto en el que él mismo me había animado a contarle a aquel increíble chico lo que sentía. Sin saber que era él del que siempre había hablado.
Recuerdo la primera frase después de leer mi Documento Word.
Al igual que recuerdo que prometió que las cosas nunca cambiarían. Que él estaría ahí para lo que fuera... Y que la distancia era una mierda.
Ahora mismo, las cosas han vuelto a cambiar. Un poco a mejor, un poco a peor. Nos conocemos más. Y al menos yo, tengo muchísimas más ganas que hace unos meses, de ir a verle y por fin poder estar a su lado por un momento.
Qué puedo decirle más.
No sé... Toda mi inspiración se quedó en aquellos Documentos Word 2007.

PD: Vale, estar entre dos mares es una posición bastante justa. No puedo pedirte más, pero tampoco menos.

lunes, 15 de noviembre de 2010

La felicidad está en las cosas que no planeas, en las que no buscas, en las que no ves venir.

Ella entró. Casi sin permiso. Cerró aquella pesada puerta y tímida, dejó su abrigo sobre un baúl. Aún tenía las mejillas, las orejas y la nariz rojas del frío de la calle.
Él, todavía con la sorpresa en el cuerpo, y con un poco menos de vergüenza, se acercó a la joven. Le susurró algo al oído y su aliento caliente sobre el cuello, hizo que ella se estremeciera. 
Él cogió el mechón que se había salido de su sitio y se lo colocó detrás de la oreja. Después, tras pensarlo un rato, acarició su cabello hasta llegar a su nuca. Mientras, se iba acercando a ella. Y por sorpresa la pilló, al fundirse en aquel beso. Extraño, nuevo. Cálido, suave.


Cinco minutos más tarde. Él le sonríe. Ella, aún algo cortada. Tiene ganas de besarle, de estrecharse en sus brazos hasta que se le pasen los escalofríos nerviosos. Perderse en su desnuda espalda infinita. No separarse nunca de él.
Anochece.
Mientras, en la calle suenan los típicos ruidos de la gente volviendo a sus casas.
Los dos siguen abrazados, mirando por la ventana desde donde se encuentran recostados.


Empiezan a hablar sobre su amistad, sobre los últimos días en los que no han hablado y sobre lo que ha pasado. 
Eran uña y carne desde siempre y ahora había algo más fuerte que les unía de nuevo.
Miran el reloj. Aparentemente este se ha parado. Sonríen de nuevo. Y se besan.
Después de un eterno rato de silencio y miradas furtivas sus labios se encuentran. Y sus respiraciones se unen a un solo compás.
... Es ahí cuando empieza todo. Se ven envueltos en situaciones que nunca habían imaginado. En el que el papel de los dos ha cambiado y en el que cada uno de ellos se ve inmerso en algo nuevo del otro que no conocía, ni en lo más remoto de su mente.


Cuando se despertó y se giró, se encontró su espalda desnuda. 
La sábana a la altura de su cadera, su oscura y ensortijada melena sobre la almohada. Y aquellos lunares preciosos adornando su espalda. 
No entraba luz por la ventana, la persiana estaba totalmente cerrada. Pero no le hacía falta iluminación alguna. Veía su silueta girada contra el colchón a través de unas pupilas completamente acostumbradas a la oscuridad.


Entonces se dio cuenta de que ya estaba. Se había enamorado, ya no habría ninguna otra. 
La miraba y se le hinchaba el corazón. Y al igual que se le hinchaba el corazón se le encogía el estómago (porque todo junto no cabe). 
Y con sus dedos recorrió sus lunares, dibujando constelaciones y cielos infinitos. Y sintió ese amor clásico de película. Un amor de miradas llenas de ternura y sonrisas tontas, bobaliconas. Aquel que tantas veces había criticado y había llamado ñoño y pasteloso. 
Casi tantas como había deseado vivirlo.
Y ahora, aparecía aquella chica y echaba por tierra toda aquella barrera que se había construido contra aquel sentimiento. Todo aquello que había evitado.
Sentía aquellos escalofríos por toda su espalda. Desde sus pies hasta su nuca recorría travieso. Y no era precisamente por frío, no. Él tenía calor, con solo verla. Aquellos escalofríos amenazaban tormenta emocional.

domingo, 14 de noviembre de 2010

If my heart was a house...

Hoy me da igual si esto queda bonito o no.
Necesito ayuda.
No se de quién, ni de dónde, ni para qué. Pero extrañamente esta noche tengo ganas de llorar.
Mirar al cielo y ver esa luna. Una luna que millones de personas puedan estar viendo a la vez que yo. Pero desear que entre esas personas estuviera él.
Él. 
Él que lee este blog como lo lee la gente cercana a mi. Me da igual. Ya nada me importa, es más. ¿Alguien puede ayudarme?
Todos me preguntarán la causa de este estado de ánimo. No sabré qué decirles. Pura confusión, mezclada con un amor tan extraño como fuerte. Mezclada también con un montón de barreras.
¿Qué me está pasando?
Bien. Empezaré diciendo que no hay nada peor que la distancia. Muchos me dijeron que no me hiciera daño a mi misma. Y yo prometí no hacerlo, pero no sé si lo estoy cumpliendo.
¿Sabéis? Tengo ganas de decirle lo que siento. De otra forma.
Hice las cosas mal. Cuando tuve la oportunidad de hacerlo, tuve varias. En todas y cada una de ellas me escabullía. Y la última vez, por fin lo hice.
Lo hice si, pero no de la forma de la que sé que debería haberlo hecho.
Escribí una simple nota. Un documento que no hablaba de nada y tenía cientos de palabras. Cientos que no expresaban absolutamente nada. Solo removían temas y recordaban momentos. Además de decirle que sí, que sentía algo por él.
Esto es una mierda.
No sé qué pensar. Nadie puede ser capaz de sentir algo por alguien como yo. No se pregunte por qué pero lo sé. Nadie lo dice con palabras expresas pero todos lo demuestran. Son pequeños detalles que van picando un corazón algo tocado desde hace un tiempo.
Un corazón. Un órgano que trabaja involuntariamente y que bombea la sangre a todo nuestro cuerpo. Un órgano en el que ahora habitan otras cosas aparte de impulsos nerviosos.
¿Qué es lo que me asusta? ¿Qué él solo me hable por pena? ¿O tener que aceptar que esto es amor?
Definitivamente. Creo que la segunda.
Después de haber dicho tantas y tantas veces que no creía en el amor. Después de tanto cariño especial...
Si. Es el momento de decir que creo que me he enamorado.
Si. Amor. Te saluda tu última víctima. Espero que no me odies por haberte acogido demasiado tarde... Lo siento, pero esto tenía que acabar donde tuviera que empezar de nuevo. Así que supongo que ese punto acaba de llegar.

martes, 9 de noviembre de 2010

Cuando no sepa seguir, improvisaré.

Qué raro es esto de sentirse querido. Qué raro el saber que alguien te apoya. Qué raro. Pero me enamoré de ti sin creer en el amor.
Extrañezas.
Verte reflejado en el espejo y ver algo diferente a cada día que pasa. Verte por dentro cómo cambias. Ver, que por fuera es distinto al no estar a su lado.
Preguntas sin respuesta.
Por qué te enamoraste tan rápido. Por qué fue tan importante para ti desde el primer momento en que os conocisteis. Por qué no eres capaz de expresarle lo que sientes cuando le dijiste que le querías hace tiempo.
Enemigos. Debilitarse ante contratiempos. Pensar en tirar la toalla. Soñar cada  noche con esa persona, que está a tu lado y que ha empezado a quererte. Dejar de luchar, cavilar sobre la posibilidad de dejarlo todo y esperar a que tu resultado venga. Y si no viene qué más da.

Distancia. Enemigo ejemplar. Doloroso e inoportuno. Más fuerte aún si eres menor de edad. Palabra Kilómetro.
Complicaciones. Problemas con difícil solución en los que influye la distancia. Confesiones efímeras. Confesiones prematuras.
Amor. No creemos en eso. Pero siento algo tan extraño aquí dentro...
Tiempo. Ver los meses pasar. Ver que el reloj no se detiene y sigues sin poder avanzar.
Esperas poder abrazarle, al menos cuando estás realmente mal. Despertar y encontrar la almohada entre tus brazos.
Maquillaje. Disimular el deseo. Ocultar la tristeza. Encubrir las traidoras ojeras después de una noche de lágrimas o de espera.
Caliente.
Aguantar el invierno sin sus brazos. Sobreponerse ante problemas con una mano de plástico que te ayuda a levantar. Consolarse con su buzón de voz cuando te sientes a morir.
Esperanza.
Que no haga falta cumplir los 18. Poder encontrarte con él en el camino y que lo sigáis juntos. Esperanza de nuevo. Deseo de que él sienta algo. Ansiar un beso. Soñar sus labios, su pecho, su cuello.
Sentir ese fuego ambos. Que las palabras te quiero dejen de ser una broma.
Que nada deje de ser igual. Pero que ahora no sea un juego. Ni ganar ni perder. Tablas para ambos en el centro del tablero. Un beso.
¿Triste?
Nah.
¿Y esas lágrimas?
La emoción que me provoca leer esto y sentir que lo que siento he sido capaz de escribirlo por fin.
¿Qué quieres hacer ahora?
Coger un avión y escaparme.
¿Cree que deberías?, ¿que sería responsable?
No. Nada de esto lo es. Algo más no cambiará el juego.
¿Instrucciones?
No. Ya sé como va todo esto.
¿Información?
No. Sé que él va ganando.
¿Optimismo?
El mínimo, nada de ilusiones que acaben mal.
¿Quieres dejar de llorar?
Deja de preguntarte a ti misma.

Solo una cosa más... ¿Qué es exactamente lo que estás escribiendo? ¿Le quieres de verdad? ¿Cómo lo sabes?
Eso no es una cosa. Son tres, aprende a contar.
No sé que estoy escribiendo... ¿Me entrevisto a mi misma por puro aburrimiento o quizás es lo que siento?
¿A él? Claro que le quiero. No sé ni cómo lo sé, ni cómo puedo saberlo, ni por qué le quiero de esta manera tan sumamente traidora. Pero le quiero. Más que a mi... más que a mi.
¿Y qué piensas hacer ahora?
Dormir. Seguir con mi vida. Quererle más.


...otra extraña noche de noviembre.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sólo porque alguien no te quiera de la manera que a ti te gustaría, no significa que no te quiera con todas y cada una de sus fuerzas.

Lo que he escrito para hoy, es algo más personal de lo que ya de por sí es lo que suelo escribir. Es algo que nunca diría y que hoy me siento con fuerzas de escribir. Es una historia que aún no ha acabado y que es realmente especial para mi. Es lo más extraño que me ha pasado en la vida, y seguro que siempre lo será. Porque no hay nada imposible. Salvo la mentalidad de la gente frente a retos más complicados de lo normal. 
A los pocos que leáis esto, si es que alguien lo hace. Espero que os guste. Aquí, me abro al mundo un poco más.



Mi voz y mi letra quieren expresar por medio de esta carta la palabra TE QUIERO, TE ODIO o NUNCA SALDRÁS DE MI MENTE. 
No sé, espero decirte que esta carta fue hecha por cada palabra, cada suspiro, cada recuerdo que tengo de él.  
Él. Chico único que conocí ya hace tiempo, que aprecio. Y que de tal manera nunca quise perder, al que quiero sin saber que le extraño más que a nada en este mundo.
 Sin necesidad del beso más dulce. Ni siquiera de la más mínima caricia. Simplemente con sencillas pero reales y sinceras palabras, llamadas, miradas. Mi corazón y mi YO entero le reflejan mi amor. 
Él, la inspiración de decirle cosas que nadie le diría nunca. Que nunca más dije.
En realidad, él es el chico con el que yo estaba dispuesta a vivirlo todo. Es con él. Con el chico que por primera vez realmente fui y soy feliz.
Sinceramente nunca fui una chica de tener a alguien así de importante. No sabía lo que era sentir algo así. Para mi era algo extraño. Eran besos, ir de la mano, ser novios... Ahora, sabiendo que lo que siento no es eso. Sabiendo que lo que siento es algo más que un cariño especial. Sabiendo también, que es la primera vez, difícil, extraña. Nueva. Es la etapa en la que se descubren cosas, se madura más rápido, se cambia continuamente. Ahora no soy la chica tonta que escribía libros en los que los personajes se parecían a mi y a mi soñado, pero sin rostro, príncipe azul. Ahora soy más importante porque estoy de alguna manera con él y solamente con él. Ahora, soy mayor porque he descubierto cosas de mi misma, y por mi misma. Ahora, sé que he cambiado, que sigo cambiando porque cada día veo las cosas de una manera.
Tal vez existieron y seguirán existiendo miles de chicas que crean que le quieren, que creen que le conseguirán fácilmente, o que le quieran por su físico. Increíble por cierto.
Pero esa no es la razón por la que yo lo quiero. Y tampoco ansío tener una relación con él. Tan solo me limito a sentir lo que siento, a quererle con cada recoveco de mi mente, de YO. Un YO un poco extraño. Tan solo me limito a ser yo misma, a ser su amiga, a sonreír cuando pienso en él, en qué estará haciendo, en si estará pensando en mi.
Yo, que le quiero por su gran forma de ser, por todo lo que demuestra. No solo porque sea alguien guapo, sino también por lo que me ha hecho y me hizo sentir desde el principio. 
Más allá de que no lo sabe, me hace demostrárselo a mi también a menudo. 
Es la persona que yo llegué a conocer como bueno, rebelde y siempre dulce, cariñoso, a pesar de sus ataques de locura o rabia ligeramente infantilizada.
Llegué a pensar que algún día cuando él pudiera estar enamorado de mí, podríamos formar algo. Decirle todo lo que siento en todo momento, sin ahogarme nada, sin tragarme ninguna palabra. Para entonces, quién sabe para qué existiría este blog. Pero bueno qué mejor que poder estar con él.
Es la persona a la que conocí sin saber qué podría llegar a ser, a la que adoro y nunca voy a dejar de querer.
No sólo eran palabras ni susurros los que le dije para ser capaz de contarle por fin lo que en realidad yo sentía. 
No sabría que hacer para que él se fijara en mí, aunque tampoco pienso que eso sea extremadamente importante, es mi amigo y está ahí. Eso cuanto menos, me reconforta. Sé que no puedo pedir más. Puede que fueran palabras sinceras para que llegara a sentir por lo menos la mitad de lo que yo siento por él, pero eso fue hace meses y entonces me veía un poco tonta.

Que se enamorara de mí no sería ningún sueño. Él no cree en el amor y se podría decir que yo tampoco creo en la palabra como tal. Así que lo nuestro sería algo extraño. Pero no dejaría de ser bonito, ¿no?

Nunca ha habido hasta ahora palabras más sinceras que las que escribo en estas líneas, puede que nunca las vuelva a haber. Quién sabe como se desarrollarán los acontecimientos después de mi gran "confesión".
Decir que le quiero, porque es el único que me ha demostrado que el cariño especial es único y maravillosamente extraño.
Lo odio, porque me ha robado entera; ha robado mi corazón, o lo que sea que provoca que yo sienta; y hoy que lo necesito me ha dejado sola.
Y nunca saldrá de mi mente, porque jamás se olvida el primer paso de cada cosa nueva. En este caso podría decirse que sería el primer amor (?).
Algo importante que podría servir como moraleja es:
"NO SABES LO QUE HAS ESTADO PERDIENDO HASTA QUE LO ENCUENTRAS". 

Conocerle, no lo busqué, aquel día solo daba vueltas al azar. Pura distracción. 
Y lo encontré. 
Yo sinceramente no sabía el verdadero significado de la palabra AMOR, pero ahora que encontré puedo decirte que es algo genial sentirse así, sentirse único.
Hay tantas cosas que le quiero decir pero que sinceramente no me salen por miedo. Por miedo al rechazo, desilusión y por miedo de que todo salga mal y se termine mi sueño. 
Con el siempre lo pasé súper bien. Como dicen, las cosas siempre pasan por algo. 
Sé que sólo tengo catorce años, pero soy consciente que lo que siento es sincero y es por él. 
Ya que he aprendido que mi vida tiene sentido, porque de alguna manera él esta a mi lado. Y quiero que sepa, más bien decir algo que ya sabe. Que ahora vivo también por y para él, a pesar de todo lo que nos pasó. Que siempre estaré aquí.

Y OS QUIERO DECIR A TODOS, O A LOS CUATRO GATOS QUE SEAN CAPACES DE LEER HASTA AQUÍ, QUE NUNCA DEJÉIS QUE EL VERDADERO AMOR SE VAYA, SEPÁIS SI LO ES O NO. ES LO PEOR DEL MUNDO, PORQUE CUANDO TE DAS CUENTA DE LO QUE TIENES, PUEDE SER DEMASIADO TARDE.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Las caricias hablaban demasiado bajo...

Últimamente extraño tus caricias. Llevo meses esperándote, aunque realmente no sé a quién espero. Últimamente son más los reproches que los besos, Porque nunca ha habido besos como esos, corazones que laten a la vez que un byte.

En el tren de nuestras vidas el viaje ha sido largo. Muy largo. Uno de los tramos, lo hemos hecho juntos. Menudo verano. El paisaje diferente en cada lugar. A veces un verde prado, otras una oscuridad inescrutable, cómplice del silencio interrumpido por el hitting de unas teclas. Momentos de incertidumbre, momentos tristes, momentos serios, momentos de risa, cómicos, patéticos, y otros de una belleza indescriptible.
Tomar ese rumbo ha sido tu elección, a veces mi elección. Algunas otras de los dos pero cómo cuesta a veces decidir a donde ir.
A veces nos alejamos y otras no podemos estar más cerca porque nos fundiríamos en un abrazo candente. O quién sabe, en un beso y muchas caricias. En esos momentos que no siento que pase el tiempo. Ni que el tren camine, parece que se ha detenido. No hay ruidos ni murmullo de la gente, solo te oigo a ti susurrándome al oído: "Te quiero, te necesito".Pero son momentos fugaces, efímeros. Sutiles, que se van como se va la noche o como se va el día. Como se van los momentos que paso junto a ti.

A veces la culpa pesa como una piedra en la espalda. Como si cargara todas las culpas del mundo. Como si no terminara nunca. Como el horizonte. Como el cielo. Como tu cuello. Como tus brazos.
Últimamente extraño tus caricias, no sé si necesito más o me das menos pero las extraño.Cómo convencerte de que mi culpa la he pagado.De que mi sueldo está saldado. La deuda por haberte conocido. De que no quiero más pensar en el pasado, porque pesa, pesa mucho. Pesan los errores. Pesa el pensar que no hayan sido perdonados.
¿Por qué no tomamos tu y yo un rumbo diferente en este tren de la vida? ¿Por qué no dejamos todo atrás y hacemos lo que realmente sentimos? ¿Por qué mi menoría de edad no es capaz de pasar por alto mis catorce años para dejarme ir contigo, al menos por un día? 
Por favor, sigamos hacía el norte, que por ahí hace cada vez más frío. Me abrazaré más fuerte a ti. Pasaré más noches contigo.

Y que por mi, no regresemos. Quedémonos donde hay ríos, montañas, lagos, mares y playas maravillosas. Depende de decidir, ¿quieres corregir el rumbo? 
Solo basta con decirle al conductor: ¡Espere, estamos equivocándonos, vamos para el norte, siga pero despacio, tenemos poco tiempo, decidimos corregir, por favor...!
Últimamente extraño tus caricias. Espero, irnos por otro camino, donde nos espera la felicidad completa. Donde nuestros sueños se unen. Donde no te extrañe más. Donde conceptos dolorosos como cristales rotos, como la distancia, no existan. Donde nos fundamos en un abrazo y que no sea uno más de mis extraños sueños. Esos sueños, que me permiten sobrevivir cuando no estás. Así es como quiero estar, ahí es donde quiero dirigirme. Norte. Norte y Este. 727km. Una hora. Siete. Quiero escapar.
¿Vamos juntos?

sábado, 6 de noviembre de 2010

Quiero ser en tu vida algo más que un repuesto.

¿Qué es en realidad el amor? 


El amor es algo que no se puede explicar. Un sentimiento que abarca muchísimas cosas. Que debería empezar y continuar con una gran amistad, para poder compartir tanto que se desperdician con la desconfianza. Con los celos. Con los pleitos sin fundamento. 
Puedes amar de distintas maneras y cada vez que te enamoras es distinto. No con todas las personas sientes lo mismo, todo cambia. Pero lo peor, sin duda, es enamorarte de un fantasma.

Enamorarte por Internet... nunca sabes sí esa persona te corresponde de la misma manera que tu, o solo te ve como una amiga detrás de otra pantalla. Siempre nos escondemos detrás de las letras, de las teclas de plástico que, cómplices directos de nuestra relación, nos hacen estar aparentemente más cerca. Expresamos muchísimos sentimientos y que en ocasiones todo cambia. 
Cuando llegas ha conocer a esa persona la idealizas a tu manera como tú la crees y al conocerla simplemente se pierde la magia que había. O crece tu amor por él. 
A veces caes en tu propia trampa. Cuando para ti era un juego, un cíber, simplemente una persona que solo esta detrás de un aparato, un ordenador. Es solo eso. Pero al pasar el tiempo vas tomándole cariño ha esa persona y sin querer te vas encariñando con ella hasta llegar ha enamorarte. Se te hace difícil darte cuenta de la realidad. Porque para ti solo era un juego y caíste en tus propias redes. Es lo que no puede soportar. 
Y te duele todo lo que pase porque empieza ha formar parte de tu vida, de tu mundo. Pero solo te estas enamorando de un fantasma porque un amor de lejos es muy difícil de alimentar.
Pero se puede.



Cuando entras en esa web has encontrado la nueva dimensión de amistad. Un mundo nuevo donde los sentimientos fluyen de una manera extraordinaria. Donde la posibilidad de expresarse sinceramente existe. Donde los prejuicios mueren. Donde el amor es posible a pesar de sus limitaciones. 
Pero en este medio te tienes que arriesgar porque el mayor peligro en esta vida, es no arriesgar nada, porque el que nada arriesga, nada hace. Nada tiene. Nada es. 
Pero siempre existe el miedo. ¿Has tenido miedo? ¿Temerle a algo o a alguien? ¿Sabes lo que es el temor? ¿Experimentarlo? 
No es como cuando lo vemos, ni como creemos que es. El temor es una mezcla de sentimientos negativos, no es como imaginamos o como cuando tratamos de sentirlo alguna vez. Por un minuto sientes que mueres, que el tiempo se va a acabar, que quedarás atrapado en un lapso de tiempo para siempre.
 Idealizas tanto a esa persona que no entiendes por qué en ocasiones te despierta un dolor a media noche y tan solo es el corazón, que esta sufriendo recordando lo que es. Lo que puede ser y lo que difícilmente va a poder llegar a ser. 


Pero al día siguiente ahí estas para contarle mil cosas. Pero ninguna más importante como el decirle cómo quisieras estar a su lado para demostrarle lo mucho que lo quieres. Y estar con él en las buenas y en las malas. Y apoyarlo en todo
Como olvidarte a ti, mi primera ilusión, mi primer amor "duradero". 
Mil cosas pasan por tu mente. Con quien estará ahora, con quien hablará. Le dirá lo mismo que a mí, habrá alguien más como yo. En fin, tantas cosas... 
Pero eso es solo celos. Y yo, por supuesto, que de celos soy experta. Al menos en mi misma. Si, celos. Existen en mi, soy bastante celosa. Pero he oído que reconocer las cosas por uno mismo, es el primer, y el mejor paso que se puede dar en el amor. 

¿Un amor cibernético? Quién sabe. Pero, ¿qué importa si es amor y te llena?

miércoles, 3 de noviembre de 2010

CSC. Corazón, Sin Cabeza.

Me enfado porque te quiero. Me enfado por que me gustan tus intentos de perdón. Nuestras reconciliaciones.
Sólo tú esperarías que una riña. Una riña de las nuestras, fuera racional.
Frío y calculador. ¿Calcular y controlar hasta el amor? ¿O lo que creas que es amor sin decir esa palabra?
I
ntento controlar lo que siento por ti. Lo que pueda sentir. Lo que pueda dejar de sentir. No quiero dejar de quererte y a la vez quiero no tener que controlarme en ese aspecto... Te quiero a ti.
Donde se ha visto eso... Los sentimientos no se controlan, no se calculan. 




Menos cabeza, y más corazón.

martes, 2 de noviembre de 2010

Con mi lengua en tu espalda compuse un soneto raro.

Me gustas cuando me miras a los ojos durante casi medio minuto sin parpadear. Sin decir ni una palabra porque ocupo toda tu atención. Cuando te comportas como un niño porque me da la sensación de que soy la única que es capaz de sacarte ese momento infantilizado. Cuando me dices que te importo y que soy tuya. Aun que digas que es de broma, que eso está por ver. Cuando intentas hacerme rabiar y cuando rabias, porque... es para comerte. 
Te odio cuando me miras a los ojos durante casi medio minuto sin parpadear, sin decir ni una palabra. Intimidándome. Cuando te comportas como un niño. Como parodiando mi actitud. Cuando intentas hacerme rabiar, porque lo consigues. Y cuando rabias porque te haces el enfadado y te alejas de mi. Y sobretodo, cuando me dices que te importo y que soy tuya, porque pienso que cabe la posibilidad de que sea verdad y me miento.

Son las 4 y 26, y escucho como el ascensor baja a la planta baja, ¿serás tú? Sube. 5º planta. Para entonces has llamado a la puerta. Mi corazón no late. Mi respiración se detiene. Mi mundo da vueltas estando parado. 
Corro a la puerta. Me caigo. Me levantó y me resigno. Llego a la puerta algo acalorada, apoyo la cabeza. Respiro. Suspiro. Compruebo en el espejo que todo mi pelo esté en su sitio. Sonrío. Me intento tranquilizar. Esperas impaciente, conteniéndote de volver a llamar.
Una última ojeada a lo que me rodea y ahí está. Mi mano en un pomo frío, oxidado. 
La puerta se abre y la luz proveniente de la calle deslumbra mis dilatadas pupilas. 
Te miro. Sonríes aparentemente seguro de ti mismo. Intento sonreír, pero los nervios han inmovilizado mi rostro. 
Das un paso, luego otro, luego otro. Ya estás dentro. Tus manos calientes, ya fuera de tus bolsillos, rodean mi cintura con una fuerza confortante. Te acercas a mi. Puedo oler tu colonia de marca y puedo olerte a ti. Pocos milímetros y. Fusión. Tu saliva en mi saliva, ya no son dos, es sólo una. Frenética, explosiva combinación. Intensos, fuertes, imparables besos. Cortos, largos, duraderos, fríos... Sólo besos. Recuerdos que deambulan por mi mente. Aquella primera tarde. Aquello que nos dijimos. La primera vez que nuestras miradas cruzaron camino. 
Casi sin respiración, cierras la puerta para más tarde volver a mi. Tú. Solo tú. Me abrazas. Hundes tu rostro en mi enmarañado pelo. Yo, me hundo en ti, en tu cuello, en la curva de tu hombro diseñada para mi.
Me coges de la mano. Me conduces de nuevo hasta mi cuarto. Donde, mi portátil yace aún encendido sobre mi cama, la manta en el suelo y los cojines descolocados. Tú. Te quitas el abrigo. Me sorprendo. 

-¡Has venido en pijama hasta aquí! 
-Sí, amor.Esta noche dejaré que la calefacción descanse. Esta noche, demostraré que QUIERO ser tuyo.
Me vuelves a besar. Apagas el ordenador y lo colocas con cuidado en el escritorio.
Vuelves a mi lado, destapas la cama y me tumbas junto a ti.
Heladas las sábanas que nos envuelven, se alimentan del calor que desprendes. Esta noche tengo hambre.
Un beso. Otro. Otro. Y luego otro más. Esta noche me alimentaré de ti.

Fría y extraña madrugada de noviembre. Te necesito: Pequeña salvación por un instante.