lunes, 27 de diciembre de 2010

Feliz no cumpleaños.

-¿A mi?
-¡A tú!


-¿Para mi?
-¡Para tú!



-Lindo, lindo parpadean las estrellas en el cielo. Y ahora mismo están volando, con alitas de murciélago.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Tiene usted un mensaje.


A mi misma, aunque debería haberlo pensado hace unos meses.


-¿Puedo tutearte?


-Claro, estoy hablando conmigo misma. 


-Bien. El amor no es una mierda, no. Es una puta mierda, que es algo diferente. 
Pero es indispensable. 
Dime, ¿Cuantas veces te has mordido la lengua? ¿Cuantas veces lloraste por él? 
Si, vale, no contestes. Lo sé. 
Pues ahora te vas a levantar de esa cama, y te quiero ver bien arriba, muy arriba. 
Y que juegues sus mismas cartas. Sé inteligente, y no dejes que te engañen más, por favor. 
Trata como quieres que te traten, y devuelve tus favores. Y las putadas también. 
Disfruta del amor, ríete, llora, de alegría. Abraza, bésale, encapríchate, cuéntale tus cosas, haz de eso algo grande, ya llegará lo que tendrá que llegar. 
Haz de todo, pero por favor, bajo ningún concepto; te enamores.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Mirarte a los ojos y ver que te importo.

No pido que cuelgues un columpio de la Luna para que pueda contemplar las estrellas. No pido que me lleves al rincón más mágico de este planeta. Tan solo quiero que cojas el teléfono, que me llames sin que lo espere. Que me digas que me quieres sin que lo haya dicho antes. Que me acaricies sin que yo tenga que poner tu mano sobre mi cara. Que me vengas a buscar una tarde de otoño. Que me lleves a ver una puesta de Sol. Que me abrigues. Que me hagas olvidar que hay más personas que nosotros dos. Que deshagas todos tus segundos y que me los regales...

jueves, 23 de diciembre de 2010

Is This Love...?

Necesitaba calor. Cariño. Un abrazo.
Te necesitaba a mi lado cuando nadie más lo hacía.
Todo era difícil menos cuando hablaba contigo.
Parecía que no existiera nada más que tú, yo y nuestras teclas.
Y aquella noche... aquella noche mi tiempo se paró para pasar aún más lento.
Y mi corazón se encerró hasta que tu volvieras...


...Ahora está muerto. Muerto. Muerto en vida.
Una vida que se niega a vivir sin ti. Porque
no sabe.
Una vida que se dio de bruces contra el mundo porque su guía se marchó antes de acabar el curso de protección contra el amor y otras chorradas.

martes, 21 de diciembre de 2010

Un ocho.

Qué bueno tener la oportunidad de escribirte algo, de saber que alguna vez exististe en mi vida. No de la manera que tal vez quisiera pero desgraciadamente nos conocimos tarde. Igual siento una felicidad inmensa de saber que he podido compartir contigo muchas cosas.
Deseo que hoy día estés bien, ya que para mi ya no es posible. Que lo pases bien al lado de todas las personas que te quieren. Yo querría estar contigo, ahí, pero por suerte o por desgracia no se puede; créeme que te mereces lo mejor, hoy día y todos los demás.
Nunca quise que nos llegara un adiós. Te conocí y desde entonces no me imaginaba no tenerte en mi vida en ningún sentido. Hoy por hoy sólo doy gracias, por haber llegado hasta ti. Por permitirme conocerte, por colocarme en tu vida. Y a ti en la mía. Créeme que dije siempre caminaría a tu lado hasta que me lo permitieras. A mi modo, pero lo haría. Para así poder cuidarte. Sólo quería darte seguridad, darte lo que nunca en tu vida hubieras tenido.
¿Sabes? Muchas veces han sido las que he soñado contigo, y he pasado noches en vela pensando en que momento sucedió todo esto, Desearía mirar tus ojos en este momento, mientras lees estas líneas. Si las leyeras, y si eso fuera posible. O si, en cualquier caso, arreglara las cosas.
Verme en tus ojos y saber qué piensas, qué sientes. Qué pensabas, qué sentías.
Cuando estoy sola te dibujo en una silueta en el aire e intento hacerla real, para así tenerte y abrazarme fuerte a ti y no soltarme. Para que nunca te hubieras ido.


¿Sabes? En mi vida sólo le he escrito cartas a dos personas. Hoy me acuerdo de las ganas que sentía las de hacerlo contigo. Porque llegaste a mi vida y ya marcaste diferencia. Pero hoy tengo una necesidad inmensa de sacar de alguna forma lo que pasa por mi mente, mi cuerpo y corazón en estos momentos por ti. Y todo lo que pasaba hace relativamente poco. No han habido muchos cambios, pero en ti...
No he podido darle nombre aún, pero sé que sentía algo muy grande y especial por ti.
Aún si algún día definitivamente no pudiera estar contigo de algún modo, te daría las gracias por recordarme que tengo muchas cosas para dar por alguien. Pero ya... ya no sé, agoté tantas contigo...

¿Sabes? Quisiera decirte tantas cosas, que has traído a mi vida. Aunque siempre todas las veces caigo en la misma realidad de que quizás nunca podremos estar como quisiéramos, o como yo quisiera. Porque nada es igual que antes, y, quizá, ya nada vuelva a ser como antes.
Sin embargo, aún, y siempre lucharé, día a día por ser alguien en tus sueños.
Convertirme algún día en tu alma, tu espíritu y tu esencia,  que te des cuenta de que me dejaste atrás y me hiciste tanto daño... que no es que no debieras hacerlo, pero... éramos amigos, ¿no? Yo al menos te quería... y ahora... Ahora te quiero demasiado.


Muchas veces me detengo, en mi mundo, en mis cosas. Y pienso en aquel sueño que tuve contigo, en el cual estaba junto a ti, físicamente y mi corazón parecía que flotaba en el aire y se iba por las nubes de Madrid. Venías a por mi.

Me arrancaste tantas sonrisas, más de un te quiero que nunca dije con tales palabras. Y aún así, hoy,  te lo vuelvo a decir en esta carta, que te quiero. 
Y que desde hoy pediré a cada estrella en el cielo que te vaya bien en todo sentido. Y nunca me bastará, nunca me bastó, nunca me bastaría con tus palabras. Porque mi corazón siempre desearía seguir conociendo el tuyo, y entrar fuerte, hasta más no poder.
Y que ese día vieras en mí a alguien súper importante y necesario en tu vida…
Pero ya no estás para hacerlo.

Nunca pensé que te fueras a meter en mí así como lo estuviste. Y que me devolvieras un pedacito de felicidad, desde que te conozco mi mundo cambió. Para mí nada era igual.
Tus ojos inocentes dentro de ese cuerpo de joven hombre, simplemente me fascinaba. Hipnotizaste mi vida, y tus manos trajeron a mí ese sentimiento de lo que es querer.
En los pocos momentos que te he sentido junto a mí, recuerdo olvidarme de todo. Sólo pedía cariño, y así me tendrías de cualquier forma en tu vida.
Te regalaba todo lo que tenía mientras podía, y lo hacía sin pedirte nada a cambio. Sólo que me siguieras tratando con ese mismo cariño con que me tratabas.
Eres una persona que a lo largo del tiempo he pude conocer, admirar, confiar pero sobretodo, pude querer.

Es tan complicado todo esto que nos ha pasado, pues ya tenias tu vida medianamente organizada. Y yo, sin embargo, sólo comenzaba a desembalar mi sentimientos para reconstruirlos. Pero mi corazón cuando se trataba de ti, me pedía más y más. Que te siguiera conociendo, que siguiera viviendo contigo todas esas cosas que nos hacía sonreír...
Qué vamos a hacer, me da miedo, pero a la vez siento la necesidad de seguir queriéndote, creyendo en que un día exististe, en .
¿Sabes? Tengo, tenía mucho para ofrecerte pero a la vez tan poco... Sólo quiero que ambos, a ser posible,  tengamos siempre presente, que no podemos dejar las cosas así, como se dejaron. Tú sabes que tengo a una y mil cosas que decirte, que yo también sé despotricar. Y también que yo también necesitaba algo más, aunque fuera por otro camino. Y eso siempre ocupará su lugar. No lo tomes a mal, sólo que siempre me gustó poder ser sincera y más contigo, mostrarme tal y como soy. Y eso siempre me lo brindaste. Porque de mí siempre sólo tendrás la verdad, la verdad de lo que siento.
Además, sé que tú, en algún recoveco de tu vida, por pequeño que sea, también echas de menos algo de lo que hacíamos, cualquier cosa: hablar, reír, colgar llamadas, mandar mensajes, contar chistes, poner la cam, compartir fotos, contar con el apoyo del otro, y sobretodo, saber que nos teníamos el uno al otro para cualquier cosa.
Vale, no tenemos ninguna razón lo suficientemente válida para ti como para seguir juntos de esa manera, pero... ¿Acaso no es suficiente lo que he sufrido ya en este mes?


Pese a todo esto, siempre quise que me recordaras con una sonrisa en tus labios, que me tuvieras presente todo el tiempo, de que vales muchísimo como persona.
Sólo quise vivir contigo cosas bonitas, por decirlo de alguna manera.
Hoy por hoy eres un sueño que quise que durase muchísimo tiempo. Fuiste un sueño del que no quería despertar, porque el día que abriese los ojos y viese que se terminó simplemente no querría levantarme.
Y de hecho, es lo que ha pasado... al parecer, me está costando muchísimo levantar cabeza.

No quiero imaginarme un futuro a tu lado, no quiero salirme de la realidad, sólo quiero disfrutar lo que cada día traiga, sin afanes ni apuros, porque eso me gustaba de ti, que todo iba pasando así, sin presiones, todo llegaba por sí sólo…
Sólo me quedaba decirte, “gracias”, gracias por estar en mi vida, por darme tantas cosas bonitas, por dejarme entrar.
Y es que luché cada día por tocar fondo, y rozar tu corazón para irme metiendo poco a poco en él. Y no vale, quizá nunca llegué a conseguirlo, pero gracias por hacerme participe de tus pensamientos y de tus momentos.Gracias por tu honestidad, por hablarme con sinceridad, con ese cariño que sólo tú sabías darme…
Te quería de verdad, y seguramente lo siga haciendo por un tiempo. Y créeme que estas son las palabras más sinceras que algún día has podido escuchar o leer. Y quizá las últimas si no vuelves, porque sincerarme de esta manera me duele, me duelede verdad.
Quiero terminar diciéndote que te quiero, que cada noche antes de quedarme dormida, te imagino quedándote dormido y me dan ganas de tocarte, de tocar ese fantasma que se formaba con tu imagen en mi menta. Eentonces siempre con mi imaginación dejo que un rayo de luna te acaricie el rostro y que esa misma luna venga a decirme que estas bien. Ya que tú ya no lo haces.
Tengo tantas ganas de verte, y sentarme contigo a hablar, a admirarte, consentirte como pensaba que merecías. Y quizá poder saldar todas las deudas.
Yo sé que pasaría una eternidad disfrutando cada momento. Todo aquel segundo en tu compañía fue lo que siempre soñé, y al final nunca tuve. Tenía tanto para darte, y recibirías tanto de mí que me duele recordarlo.
A la medida que me sea permitida, te seguiré recordando con el mismo cariño de siempre, pese a esa pequeña espina que no se va. Que pasa el tiempo y sigue fiel a su dueño, no se mueve, no se inmuta.


Nunca digas adiós, porque decir adiós significa irse lejos.
E irse lejos significa olvidar.



lunes, 20 de diciembre de 2010

Solo porque no te hable no quiere decir que no te extrañe... Por ahora, solo espero que empieces a echarme en falta.

Y pensar que han pasado tres semanas y yo sigo sufriendo. intentando volver a mi vida sin tenerte por aquí.
Y pese a que por fin puedo analizar toda aquella rebelión de sentimientos que me inundaban, que florecían día tras día, minuto a minuto que pasaba en tu compañía, todo aquello parece haberse evaporado.
Y me sigo preguntando por qué el tiempo pasa tan rápido, por qué no se para y me escucha hablar. Por qué no se para y espera, mientras escucha mis lentos latidos, pesados, casi inaudibles desde que te fuiste.
Me preguntan cómo me siento, si voy mejor, o si te he olvidado. Mientras otros me siguen preguntado por mi "novio virtual" mientras arquean las cejas, mientras pienso, una vez más de tantas que yo nunca he mencionado la palabra novio...
Y sin contestar, me limito o bajar la mirada. Me acuerdo de lo especial que me sentía al ver lo que me transmitías, lo que me hacías sentir a diario... Pero solo se quedan en eso, pensamientos que jamás volverán a tomar voz propia, porque supongo que ya es tarde.
Intento convencerme de que estoy bien, de que ya no hay ningún vacío que me abduzca, que ya me olvidé de que una vez exististe en mi vida. Pero sólo consigo mentirme, y, cómo el resto de las veces, hacerme más daño a mi misma.
Y lo que más me duele, con diferencia, es que siempre te defendí. A ti y a nuestra extraña relación, pensando que eras diferente. Y ahora, preguntándome tantas veces por qué, he caído en la cuenta de que los hombres, sea a los seis años, a los quince, a los veinticuatro, o de cuarenta para arriba, están diseñados para hacernos sufrir, uno tras otro.
Y aún así, no podemos vivir sin ellos.
Y aún así, no sabemos vivir sin ellos.
Por eso, porque no puedo vivir sin ti, y porque a la vez de cuando en cuando me daban impulsos para mandarte a la mismísima... LEJOS. Hoy declaro que tengo debilidades, demasiadas. Y me declaro culpable. Culpable de seguir escribiéndote, de no olvidarte, ni saber si quiero o no. Culpable de no dejar de pensar en ti pese a dolerme, de quererte más que a nadie pese al daño que me hiciste.
Puede que sea mi manera de pensar, y que al fin y al cabo no todos sean iguales, pero mis esperanzas se han acabado. Y pese a eso, mis máscaras están todas gastadas. No quiero volver a llorar, ni a fingir una sonrisa, solo expresar tal y cómo te siento a través de mi propia alma, aún mutilada.
Puede también que yo exija mucho, que no sea suficiente lo que demuestran, que no lo hagan demasiado notable o que yo no me de cuenta de todo lo que hacen por mi. Pero lo único que veo hasta ahora son lágrimas. Noches en vela rodeada de pañuelos, tumbada en una cama que tantas veces me ha visto llorar, me ha visto sonreír o revolcarme de la risa. Ha sufrido conmigo, y ahora, como una madre silenciosa me arrebuja y me proteje del dolor. Me hace soñar, sutil y extrañamente, que un día exististe, pero que seguías por aquí, y estabas a mi lado.

Curiosa y extraña noche de diciembre.
Cerca de empezar la Navidad, no será lo mismo si no estás.


Te echo de menos.

sábado, 18 de diciembre de 2010

El primer beso no es el más difícil, sino el útlimo...

Besos inalcanzables, besos increíbles, besos imposibles.
Besos de princesa, besos de fresa, besos de chocolate.
Besos de ensueño, besos con cariño, besos con pasión.
Besos con fuerza, besos desesperados. Besos cortos, besos largos.
Besos que duran, besos que se anhelan.
Besos silenciosos, besos robados, besos anunciados.
Besos con previo aviso, besos sin él.
Besos que se piden, besos que se sueñan, besos que se dan sin importancia.
Besos oscuros, besos nocturnos, besos de buenos días.
Besos sorprendentes, besos que impresionan, besos que enamoran.
Besos cómicos, besos que desenamoran.
Besos de despedida, besos de la primera vez. Besos agridulces, besos emotivos.
Besos especiales, besos cómplices, besos desconocidos, besos ordinarios.
Besos recordados, besos para recordar, besos de recuerdo.
Besos olvidados, besos de olvido.
Besos encontradizos, besos perdidos, besos extraviados, besos prestados.
Besos tímidos, besos extrovertidos.
Besos asqueados, besos inoportunos, besos entregados.
Besos voladores, besos lanzados, besos recogidos.
Besos del revés, besos del derecho, besos retorcidos.
Besos espontáneos, besos ensayados, besos preparados.
Besos que callan y lo dicen todo.
Besos sin dueño, besos de ÉL, besos de una posible ELLA.
Besos de reencuentro, besos de bienvenida, besos de nunca te dejaré marchar.
Besos de súplica, besos sucios, besos que son solo eso, besos.
Besos que inspiran canciones, besos que animan almas, besos morbosos.
Besos esperados, besos deseados, besos sorprendentes.
Besos cariñosos, besos amistosos, besos hostiles.
Besos sentimentales, besos amorosos.
Besos de película, besos de anuncio, besos de novela, besos de cuento de hadas.
Besos correspondidos, besos devueltos, besos permitidos.
Besos prohibidos, besos no aceptados, besos evitados, besos dejados de lado.

-Besos, besos y más besos.


-Y tú... ¿cuál eliges?

-Yo... Yo los tuyos.


lunes, 13 de diciembre de 2010

Dime algo profundo... Subsuelo.

Cada uno tiene lo que se merece.


¿Y yo? ¿Me merecía yo esto?

No, pero la vida es así de injusta.


No culpes a la vida. Has sido tú quien me ha hecho daño...


domingo, 12 de diciembre de 2010

La culpa de mis altas expectativas respecto a los hombres la tiene Disney.

Bien... había empezado esta entrada dispuesta a darlo todo, pero todo lo que quería decir se me ha esfumado tan pronto como me vino.

Solo quería decir, o dejar claras algunas cosas que me están taladrando el alma.

A veces, sentimos como alguien nos atrae sin conocerle en profundidad. Y casi siempre, no sabemos como calificar esa atracción... amor? cariño? simple atracción?
De él te enamoraste. Lo sentiste, porque no le veías, no podía ser atracción sin saber su aspecto... solo sabías que consiguió hacerte sonreír. Te hizo pensar que había más vida parte de lo que vivías por aquí.
Más tarde... casi ocho meses después, estás cayendo en la cuenta de que en el fondo todos son iguales. Ninguno perfecto, todos acaban haciéndote daño de algún modo...
Sentir que no vales nada, que para él no significas lo que él para ti. Que no tiene las ganas que tienes tu de saber como está, como le ha ido el día... Hay cosas que no se pueden evitar.
Y no quieres llorar más, no quieres seguir sufriendo por una persona que al fin y al cabo, crees que no era como pensabas.  No quieres seguir pensando en él, ni recordar vuestros momentos, ni siquiera escuchar la canción que un día te dedicó. Pero eso es inevitable... fuiste tan feliz.
Ahora escribiendo esto, estás llorando. Lees lo que tecleas en voz alta, y te das cuenta de lo profundo que te ha llegado esta relación, extraña pero entrañable. Te das cuenta de lo que has perdido y tienes ganas de volver atrás. Volver y hacer las cosas bien. O volver, y no haberle conocido...
Pero hay algo que él no ha cumplido: "estaré aquí siempre para lo que quieras"
Dijo siempre y ya no está. Entonces... ¿quién de los dos cometió el mayor engaño?
Quieres romper sus fotos, borrar sus conversaciones, eliminar su número... pero te lo sabes de memoria. Y para lo demás no te sientes lo suficientemente valiente.
Quieres olvidar lo que algún día te hizo feliz, porque ahora te está matando por dentro. No quieres sonreír al recordar sus palabras de cariño, su risa, sus ánimos... Porque te sientes como si todavía estuvieses viviendo ese verano que con él parecía que no iba a acabar jamás.
Y ahora, tumbada en tu cama a una hora en la que en un día que antes era normal, estarías hablando con él, quejándote de tener que ir a clase o contándole lo que te ha pasado a lo largo del fin de semana, estás sola, mirando el reloj, deseando que retroceda o que vaya más rápido para que el dolor pase. Escribiendo, tweeteando para pasar el rato, y escuchando a Justin Bieber como última solución contra el permanente pensamiento de que no hay un solo chico en la tierra que no esté destinado a hacerte daño.
Han pasado dos semanas sin él, y te han sido eternas. Tienes los ojos hinchados, duermes mal y lloras con facilidad.Estás irritable, cualquier plan te parece mal y no apruebas ni un solo examen que te habías preparado como si te fuera la vida en ello, simplemente para no pensar en que él ya no está, ni para ayudarte con matemáticas.
Llevas tres horas escribiendo esta entrada, porque cada dos minutos, una lágrima aparece en tu ojo derecho. Si, es del que siempre cae la primera lágrima. Llega a tus labios en un fugaz segundo, y se hunde en ellos como si de una esponja se tratara. Sacas la punta de la lengua y la atrapas. Esta salada. Y es la octava vez, contada, que dices en voz baja... "¿Es este el único sabor que tendré tuyo, X....?"
Tus uñas azules acaban de recordarte, el primer día que pusisteis la cam. Vio el color de tus uñas y al parecer le gustó, le hizo gracia. En aquellos días, estábais empezando de nuevo...
Y ahora simplemente recuerdas aquellos días como algo que no debería haber pasado... y solo, porque habías aprendido a vivir sin él.
Y ahora, ya no puedes.

sábado, 11 de diciembre de 2010

No tenía dinero para el tren destino: Tus brazos. Por eso estoy de vuelta... pero solo quizá.

Yo quería recorrer, tus labios y besar, tu boca. Y descorchar, mi vida junto a ti. Yo quería haberte sido fiel y navegar por tu jardín, y ver tus flores crecer. En mi.

Cada vez pienso menos en él, pero lo que pasó taladra continuamente mi memoria.
Tantas palabras, tantos momentos, tantos recuerdos que no se van tan fugazmente como vinieron.
Me lo encuentro en cada detalle, en cada frase... Está anclado a cada rincón de mi vida y en fluorescente, como si de un luminoso se tratara. Una vida que anteriormente fue virtualmente sencilla y feliz.
Intento no recordar, no sonreír ni llorar por lo que fue, por lo que no fue o por lo que pudo haber sido.
Esta es una etapa más en mi vida que quizá pueda contar en un futuro, o que forma parte del capítulo de mi primer "enamoramiento" adolescente. Solo sé, que en esta etapa, que es simultáneamente siguiente a la anteriormente descrita, la persona que la protagoniza no es mas que la persona de la que estoy familiarmente enamorada: mi primo Víctor. O como yo le llamo: Bocadillodeatun ;).
Le tengo mil gracias, abrazos, mil besos que dar porque siempre ha estado ahí. Porque cualquier cosa es poco para una de las personas que me lo da todo sin pedir nada a cambio. Para una de las personas clave en los cimientos de mi extrañamente estructurada vida. 
Sin contar con que mi historia la ha seguido tanta gente que más de la mitad sigue preguntando por ese chico misterioso... Y ya paso. El dolor que todo aquello me causó, forma parte de mi pasado. Ya no tengo ganas de llorar. Sino de saber el nombre del chico del Starbucks y de volverle a ver para hablar un poco más con él.

Sed felices. Y buscad la felicidad donde menos os imaginéis... Eso forma parte del juego. No la busquéis como meta, sino como forma de vida.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Y por qué no aceptar que seguirás con tu vida fingiendo que estoy bien.

Es extraño, porque es en los peores momentos cuando me viene la verdadera inspiración...(?)
No lo sé, y creo que tampoco me importa.
Aprendí a vivir sin ti una vez y volviste...
Ahora he olvidado esa lección y creo que suspenderé para el resto de mi vida, contigo.

...primer y extraño día de diciembre donde todo me recuerda a ti.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Ultimo adios...

Lo más doloroso de mi vida... Un adiós por su parte. ¿Para siempre?
No puedo más. No puede ser. Quizás él me pida como última cosa que deje de escribir sobre él, que le borre de mi vida. Y está bien. No volveré a mencionarle.
Había aprendido a vivir sin él, por un tiempo volvió, si... Ahora, ya no sé si me acordaré de como hacerlo.
Ha sido una etapa difícil en mi vida. He sido feliz, si, pero también he sufrido.

Me mata todo esto. No puedo seguir.
Adiós.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Ella solo quería ser la medicina adecuada...

Creía que hoy actualizaría. Es más, quería hacerlo. No por obligación si no por necesidad.
Necesidad de que alguien me ayude a salir de todo el agujero que se ha creado. Y esta vez no por culpa mia, aunque yo lo haya agrandado.
Bien. En dos dias he perdido mucho. Demasiadas cosas. Y no puedo evitar pensar... No me imagino un mundo en el que él no esté.
No sé qué hacer. He recibido ayuda de personas que nunca pensé que de verdad supiensen como me sentía. Me han apoyado mucho y quiero agradecerlo.
No tengo inspiración. Todo esto está escrito sin orden ni concierto, ya que podría escribir cómo me siento de tantas maneras que no sé cuál me duele menos y cuál más.
Y no puedo esperar. Me gustaría poder parar mi vida y colocar cada pieza en su sitio sin que nadie lo impida; aposta o no. Me gustaría poder pasar escenas o rebobinar para hacer las cosas bien. Un mando es lo que necesito por navidad.
No sé qué más... mi inspiración se ha ido con mi sonrisa.
Supongo que mañana será otro día. Y quizá ver a Justin me haga sentir un poco mejor.

Suerte a todos aquellos que prometieron una vez no hacerse daño por amor y no lo han cumplido, o no han podido.

sábado, 27 de noviembre de 2010

No sé... Me da por leer esto y me trae buenos recuerdos. Entonces, todo era más fácil, solo queríamos conocernos.

Bien, siempre olvido decirte lo que realmente importa, siempre me quedo sin palabras cuando hablo contigo. Muchas cosas quiero compartir y a veces me asalta esta especie de inseguridad en mis argumentos. Y siempre, olvido decirte que te quiero.
Yo, una idiota con pajaros en la cabeza y poco más, dejo mucho que desear en todo lo que toco, en todo lo que escribo.
Nunca acierto, me queda sólo esta sensación de saber que me queda algo por decir. Y que aunque me quede otra oportunidad, siempre la derrocharé. Pero sé que existe ese resguardo que me salva de mis autismos sentimentales.

Yo, una idiota con ganas de abrazarte, no soy sólo esa voz en off que vacila de una prepotencia que le provoca la sociedad entre la que vive. Me refugio en mis debilidades y eso se nota, vamos que si se nota... Soy algo más. Puedes creerlo.
Siempre he creído que lo que se expresa escribiendo no se es capaz de volver a reproducirlo hablando y eso es algo que tengo marcado en todo lo que digo, en cada cosa que escribo, bien o mal, sea real o no.

Lo siento, pero entre otras cosas soy humana y entre otras cosas sufro la debilidad de ser vulnerable a lo que siento.
Siempre intento ayudar a la gente dandole consejos, pero luego no sé interpretar mis propios sentimientos, y esa especie de psicología no me sirve ni para una sesión de autoayuda.


Llevar esta amistad, esta complicidad en silencio con la oscuridad como testigo, me está haciendo crecer como persona y cuanto menos como ciudadana x.
Estoy aprendiendo de ti, no sé quizás el qué y el cómo, pero siento que he cambiado durante estos meses. Sé que al igual que he madurado, he sido más infantil, me he divertido. He estado horas riendome sin parar. Pero a veces siento la necesidad de desafiar al mundo tras hablar contigo, siento la prepotencia de mirar por encima del hombro al resto del planeta tras colgar la conversación de rigor con la cual alimentas algo más que este vacío que a veces me abduce.
Alimentas mi corazón con tus palabras, que casi siempre interpreto a mi manera para luego soñar contigo. Y es que siento esas ganas irrefrenables de gritarte que te quiero aunque no me puedas escuchar.
Fue muy grande dar contigo y mucho más grande es el saber a ciencia cierta que es cierto, que pasa el tiempo, ya casi dos meses
(ahora 8) y esto funciona, seguimos al pie del cañón con esas ganas dementes de querer mucho mas, de querer lo que por derecho la vida nos debe. De querer que todo salga bien y nada ni nadie lo estropee en cosa de segundos. 

Porque nos dimos esa segunda oportunidad. Esa segunda parte, que como dicen, suele ser mejor que la anterior. 
Estoy muy segura de ti, eso me hace partícipe de una paz interior que no he sabido canalizar a lo largo de mi corta vida y que por mera casualidad me veo obligada a enfrentarme a mi misma. Me siento extraña al verme reflejada en el espejo, al hablar sola de temas que quizás nunca hubiese tocado y que por supuesto estaban destinados a ser pasto del olvido por la más absoluta manía esta de reprimir lo que hierve bajo la piel cuando te cruzas por mi camino.
Cada vez me ahoga más esta impotencia del teclado y me limito a escribirte todo aquello que por miedo no sé como decirte. Incluso a veces, me callo cosas que me hacen estallar, que explotan junto a mi corazón joven y no tan intacto como creía. Me ataca el impulso de morir en tus brazos, de morir en tus palabras para más tarde buscar el exilio en tu aliento y poder sentirme fuerte. Te anhelo.
Todo siempre es mucho más sencillo y como tal mucho más duro que la misma realidad, y como tal, mucho más cercano. Pero casi siempre intento no verlo, para que esa distancia me sea menos dolorosa.
Quisiera pregonar lo que te quiero a voces sordas de teclado. Quisiera gritar este vacío de no poder tocarte. Quisiera llorar las noches que me gustaría que estuvieses por aquí, pero me quedo con el consuelo de que sé que cobraré todos los intereses, de que algún día saldaré esta deuda. Mientras tanto, pago aduana al cruzar algún mensaje a tu móvil, pago el impuesto revolucionario por haberte conocido.

Pero me da igual, me siento especial por sentir bajo mi piel lo que me trasmites y eso me da que pensar, y siento poco a poco que me hace ser algo más que un personaje anónimo destacado entre tanto sentimiento por atar. Los míos. Extraños, fugaces, imposibles.

Son tantas las cosas que te quiero preguntar, son tantas las vivencias que quiero compartir contigo, son tantas las ganas de seguirte el rastro que no me veo capaz de empezar yo sola.
Es inevitable, juegas un papel clave al día de hoy en esta partida de ajedrez que no es otra que mi vida, sin trampa ni cartón, esta partida de ajedrez, que según recuerdo siempre se ha visto destinada a quedarse en tablas o a una derrota para mi bando. Pero casi siempre que comienzo a saber que puedo conseguir el jaque mate, hay algo que viene y derrumba el puente.
Reconozco que soy débil, este mensaje lo pone de manifiesto, pero claro, eso tú ya lo sabes.
Yo sé que lo sabes. Y que al menos un poco me aprecias. Y que aunque no lo digas piensas que soy un poco pesada. Pero es por todo esto, que todo lo que pretendo plasmar cobra sentido por si solo.
Te echo de menos.



26.Mayo.2010.

viernes, 26 de noviembre de 2010

No todo es blanco o negro. El gris está bastante bien.

Hay momentos en los que lo que sientes es tan fuerte que al intentar defender tu muralla te vas al extremo equivocado y ésta se derrumba un millón de veces más fácilmente de lo que te costó construirla.
En esos momentos, no sabes qué hacer. Si seguir luchando con el trozo de muralla que quedó en pie, si comenzar a repararla o dejar la lucha.
Entonces hay cosas que pasan a segundo lugar cuando no deberían.
Tú te hundes, tiemblas y lloras. Y pierdes tiempo. Pierdes momentos, oportunidades de cambiar, de mejorar. Pierdes esperanzas y encuentras complicaciones en cada rincón de tu vida. Miserable por momentos.

Tu piel se hiela, tu corazón se para y tu mente se colapsa.
Y sientes que vas perdiendo vida, que vas perdiendo lo que un día fue tu fuente de energía.
Pero en el fondo sabes que él te quiere, aunque por cabezonería o por miedo no quieras creerlo.




domingo, 21 de noviembre de 2010

Is this love...?

No lo sé, pero es importante.

Por culpa del madito miedo al NO, a una respuesta negativa, me perdí muchas cosas...
Ya basta Alba, ya basta... acabé diciéndome.

Él parece tener miedo a decir NO y tu a preguntar... Y, ¿qué más da?
Nada se pierde, se puede ganar o no, pero nunca perder.
He aprendido. 
Me llevé mi primer palo, mi primer "No, mejor luego..."
Intenté afrontarlo con una sonrisa, pero solo me dio vergüenza.
Ahora ese "No, mejor luego..." Ni existe, ni se recuerda, ni se ha vuelto a decir.
Solo eran paranoias de los primeros pasos sintiendo algo por alguien.
Y ya son siete meses, así que. Más confianza y menos tonterías. 
"No te preocupes, cielo... Él no se irá, no se fija en eso."
Eso me dije y ahora estoy aquí. Feliz como nunca sin negar que podría estar mejor. Como siempre.




Para algunas personas, de forma inexplicable, el amor se apagaPara otras, el amor sencillamente se vaY otras, ni siquiera creen que exista.
Si bien es cierto, por supuesto, que el amor también puede encontrarse, aunque sea solo por una noche. 

Sin embargo, existe otra clase de amor. El más cruel. Aquel que prácticamente mata a sus víctimas. 
Se llama amor no correspondido
La mayoría de historias de amor hablan de personas que se enamoran entre sí, pero, ¿qué pasa con los demás? 
¿Quién cuenta nuestra historia? 
La de aquellos que nos enamoramos solos. Somos víctimas de una aventura unilateral. Somos los malditos de los seres queridos. Los seres no queridos. Los heridos que se valen por sí mismos. Los discapacitados sin plaza de aparcamiento reservada. 

Sí, estáis viendo a una de estas personas.

Porque hoy hace 7 meses que sueño con los jazmines, que vivo soñando con el caracol rubio que "skatea" por ellos. Con el día de encontrarle y poder... abrazarle.
Me he enamorado de algo lejano, quizás efímero. Pero no diré que es imposible

Para mí, últimamente las cosas no lo son.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Si la vida son dos días, quiero estar al menos uno junto a ti.


Adoro que un rayo de sol se filtre por la ventana y se refleje en mi rostro y pensar que hoy puede ser un gran día. Quizás conozca a alguien nuevo; quizás me encuentre dinero por la calle; quizás me compre ese vestido que tanto tiempo llevo deseando o quizás en la esquina menos inesperada me choque con alguien que con el tiempo descubriré que es mi amor verdadero; y, entonces, recordaré este día, esta mañana, este café que me estoy tomando, estos pensamientos, este amanecer y como mi gato se acurruca en mi regazo.
Tengo la sensación de que hoy me miraré en el espejo y no me veré tan gorda, que me arreglaré aunque solo vaya a comprar el pan, que bailaré sin importarme lo que digan de mí, que gritaré todo lo que pienso por el simple placer de ser yo misma y que cometeré mil locuras solo para descubrir lo bella que es la vida… que ya es hora de salir ahí fuera, respirar bien hondo, y comerme el mundo. Si, hoy es una buena mañana.

Pero sé que también habrá días de esos que, por motivos desconocidos para los demás, incluso para mí misma me encuentre llena de ira, y no me siente con ánimos ni para hacer el desayuno. De esos días grises que vienen y van, en los que duermes más de la cuenta porque ningún agradable rayo de sol cruza tu ventana. De esos días en los que te parece que todo lo bueno engorda, es pecado o despeina. Que parece que la suerte, la alegría y las sonrisas se han escapado durante la noche por la ventana entreabierta de tu habitación…


Que tan solo te alegraría que él viniese y se escondiese en tu cuarto. Contigo en la cama.
Lo único que me consuela en días como ese es pensar que, al fin y al cabo, mañana será otro día.



viernes, 19 de noviembre de 2010

Unas teclas y una hoja en la pantalla.

Aquella noche no tenía fuerzas para escribir... Todo podría haber sido posible, si no vivieramos cada uno en una punta del país. España era tan grande en aquellos momentos...
No tenía fuerzas para escribir pero aún así lo hacía. Con mi bolígrafo rosa favorito y papel cuadriculado en mano, me decidí de una vez a escribir todos aquellos sentimientos que me atormentaban, pero a la vez me hacían feliz.
Y fue entonces cuando me di cuenta. Él significaba demasiado para mi, demasiado como para echarlo todo por los suelos con aquellas manifestaciones e amor, cariño o lo que fuesen...
Tenía miedo. Miedo y vergüenza, ya que nunca había hecho aquello.
Era la segunda vez que sentía algo por una persona y la primera en la que realmente me había decidido a hablar sobre ello.
En fin. Ahora mismo, recuerdo aquella noche perfectamente. Un sofá cama. Pasadas las tres de la mañana y con el corazón a mil después de haberle mandado una copia de lo que había ido escribiendo desde aquel 22 de Agosto. Un 22 de Agosto en el que él mismo me había animado a contarle a aquel increíble chico lo que sentía. Sin saber que era él del que siempre había hablado.
Recuerdo la primera frase después de leer mi Documento Word.
Al igual que recuerdo que prometió que las cosas nunca cambiarían. Que él estaría ahí para lo que fuera... Y que la distancia era una mierda.
Ahora mismo, las cosas han vuelto a cambiar. Un poco a mejor, un poco a peor. Nos conocemos más. Y al menos yo, tengo muchísimas más ganas que hace unos meses, de ir a verle y por fin poder estar a su lado por un momento.
Qué puedo decirle más.
No sé... Toda mi inspiración se quedó en aquellos Documentos Word 2007.

PD: Vale, estar entre dos mares es una posición bastante justa. No puedo pedirte más, pero tampoco menos.

lunes, 15 de noviembre de 2010

La felicidad está en las cosas que no planeas, en las que no buscas, en las que no ves venir.

Ella entró. Casi sin permiso. Cerró aquella pesada puerta y tímida, dejó su abrigo sobre un baúl. Aún tenía las mejillas, las orejas y la nariz rojas del frío de la calle.
Él, todavía con la sorpresa en el cuerpo, y con un poco menos de vergüenza, se acercó a la joven. Le susurró algo al oído y su aliento caliente sobre el cuello, hizo que ella se estremeciera. 
Él cogió el mechón que se había salido de su sitio y se lo colocó detrás de la oreja. Después, tras pensarlo un rato, acarició su cabello hasta llegar a su nuca. Mientras, se iba acercando a ella. Y por sorpresa la pilló, al fundirse en aquel beso. Extraño, nuevo. Cálido, suave.


Cinco minutos más tarde. Él le sonríe. Ella, aún algo cortada. Tiene ganas de besarle, de estrecharse en sus brazos hasta que se le pasen los escalofríos nerviosos. Perderse en su desnuda espalda infinita. No separarse nunca de él.
Anochece.
Mientras, en la calle suenan los típicos ruidos de la gente volviendo a sus casas.
Los dos siguen abrazados, mirando por la ventana desde donde se encuentran recostados.


Empiezan a hablar sobre su amistad, sobre los últimos días en los que no han hablado y sobre lo que ha pasado. 
Eran uña y carne desde siempre y ahora había algo más fuerte que les unía de nuevo.
Miran el reloj. Aparentemente este se ha parado. Sonríen de nuevo. Y se besan.
Después de un eterno rato de silencio y miradas furtivas sus labios se encuentran. Y sus respiraciones se unen a un solo compás.
... Es ahí cuando empieza todo. Se ven envueltos en situaciones que nunca habían imaginado. En el que el papel de los dos ha cambiado y en el que cada uno de ellos se ve inmerso en algo nuevo del otro que no conocía, ni en lo más remoto de su mente.


Cuando se despertó y se giró, se encontró su espalda desnuda. 
La sábana a la altura de su cadera, su oscura y ensortijada melena sobre la almohada. Y aquellos lunares preciosos adornando su espalda. 
No entraba luz por la ventana, la persiana estaba totalmente cerrada. Pero no le hacía falta iluminación alguna. Veía su silueta girada contra el colchón a través de unas pupilas completamente acostumbradas a la oscuridad.


Entonces se dio cuenta de que ya estaba. Se había enamorado, ya no habría ninguna otra. 
La miraba y se le hinchaba el corazón. Y al igual que se le hinchaba el corazón se le encogía el estómago (porque todo junto no cabe). 
Y con sus dedos recorrió sus lunares, dibujando constelaciones y cielos infinitos. Y sintió ese amor clásico de película. Un amor de miradas llenas de ternura y sonrisas tontas, bobaliconas. Aquel que tantas veces había criticado y había llamado ñoño y pasteloso. 
Casi tantas como había deseado vivirlo.
Y ahora, aparecía aquella chica y echaba por tierra toda aquella barrera que se había construido contra aquel sentimiento. Todo aquello que había evitado.
Sentía aquellos escalofríos por toda su espalda. Desde sus pies hasta su nuca recorría travieso. Y no era precisamente por frío, no. Él tenía calor, con solo verla. Aquellos escalofríos amenazaban tormenta emocional.

domingo, 14 de noviembre de 2010

If my heart was a house...

Hoy me da igual si esto queda bonito o no.
Necesito ayuda.
No se de quién, ni de dónde, ni para qué. Pero extrañamente esta noche tengo ganas de llorar.
Mirar al cielo y ver esa luna. Una luna que millones de personas puedan estar viendo a la vez que yo. Pero desear que entre esas personas estuviera él.
Él. 
Él que lee este blog como lo lee la gente cercana a mi. Me da igual. Ya nada me importa, es más. ¿Alguien puede ayudarme?
Todos me preguntarán la causa de este estado de ánimo. No sabré qué decirles. Pura confusión, mezclada con un amor tan extraño como fuerte. Mezclada también con un montón de barreras.
¿Qué me está pasando?
Bien. Empezaré diciendo que no hay nada peor que la distancia. Muchos me dijeron que no me hiciera daño a mi misma. Y yo prometí no hacerlo, pero no sé si lo estoy cumpliendo.
¿Sabéis? Tengo ganas de decirle lo que siento. De otra forma.
Hice las cosas mal. Cuando tuve la oportunidad de hacerlo, tuve varias. En todas y cada una de ellas me escabullía. Y la última vez, por fin lo hice.
Lo hice si, pero no de la forma de la que sé que debería haberlo hecho.
Escribí una simple nota. Un documento que no hablaba de nada y tenía cientos de palabras. Cientos que no expresaban absolutamente nada. Solo removían temas y recordaban momentos. Además de decirle que sí, que sentía algo por él.
Esto es una mierda.
No sé qué pensar. Nadie puede ser capaz de sentir algo por alguien como yo. No se pregunte por qué pero lo sé. Nadie lo dice con palabras expresas pero todos lo demuestran. Son pequeños detalles que van picando un corazón algo tocado desde hace un tiempo.
Un corazón. Un órgano que trabaja involuntariamente y que bombea la sangre a todo nuestro cuerpo. Un órgano en el que ahora habitan otras cosas aparte de impulsos nerviosos.
¿Qué es lo que me asusta? ¿Qué él solo me hable por pena? ¿O tener que aceptar que esto es amor?
Definitivamente. Creo que la segunda.
Después de haber dicho tantas y tantas veces que no creía en el amor. Después de tanto cariño especial...
Si. Es el momento de decir que creo que me he enamorado.
Si. Amor. Te saluda tu última víctima. Espero que no me odies por haberte acogido demasiado tarde... Lo siento, pero esto tenía que acabar donde tuviera que empezar de nuevo. Así que supongo que ese punto acaba de llegar.

martes, 9 de noviembre de 2010

Cuando no sepa seguir, improvisaré.

Qué raro es esto de sentirse querido. Qué raro el saber que alguien te apoya. Qué raro. Pero me enamoré de ti sin creer en el amor.
Extrañezas.
Verte reflejado en el espejo y ver algo diferente a cada día que pasa. Verte por dentro cómo cambias. Ver, que por fuera es distinto al no estar a su lado.
Preguntas sin respuesta.
Por qué te enamoraste tan rápido. Por qué fue tan importante para ti desde el primer momento en que os conocisteis. Por qué no eres capaz de expresarle lo que sientes cuando le dijiste que le querías hace tiempo.
Enemigos. Debilitarse ante contratiempos. Pensar en tirar la toalla. Soñar cada  noche con esa persona, que está a tu lado y que ha empezado a quererte. Dejar de luchar, cavilar sobre la posibilidad de dejarlo todo y esperar a que tu resultado venga. Y si no viene qué más da.

Distancia. Enemigo ejemplar. Doloroso e inoportuno. Más fuerte aún si eres menor de edad. Palabra Kilómetro.
Complicaciones. Problemas con difícil solución en los que influye la distancia. Confesiones efímeras. Confesiones prematuras.
Amor. No creemos en eso. Pero siento algo tan extraño aquí dentro...
Tiempo. Ver los meses pasar. Ver que el reloj no se detiene y sigues sin poder avanzar.
Esperas poder abrazarle, al menos cuando estás realmente mal. Despertar y encontrar la almohada entre tus brazos.
Maquillaje. Disimular el deseo. Ocultar la tristeza. Encubrir las traidoras ojeras después de una noche de lágrimas o de espera.
Caliente.
Aguantar el invierno sin sus brazos. Sobreponerse ante problemas con una mano de plástico que te ayuda a levantar. Consolarse con su buzón de voz cuando te sientes a morir.
Esperanza.
Que no haga falta cumplir los 18. Poder encontrarte con él en el camino y que lo sigáis juntos. Esperanza de nuevo. Deseo de que él sienta algo. Ansiar un beso. Soñar sus labios, su pecho, su cuello.
Sentir ese fuego ambos. Que las palabras te quiero dejen de ser una broma.
Que nada deje de ser igual. Pero que ahora no sea un juego. Ni ganar ni perder. Tablas para ambos en el centro del tablero. Un beso.
¿Triste?
Nah.
¿Y esas lágrimas?
La emoción que me provoca leer esto y sentir que lo que siento he sido capaz de escribirlo por fin.
¿Qué quieres hacer ahora?
Coger un avión y escaparme.
¿Cree que deberías?, ¿que sería responsable?
No. Nada de esto lo es. Algo más no cambiará el juego.
¿Instrucciones?
No. Ya sé como va todo esto.
¿Información?
No. Sé que él va ganando.
¿Optimismo?
El mínimo, nada de ilusiones que acaben mal.
¿Quieres dejar de llorar?
Deja de preguntarte a ti misma.

Solo una cosa más... ¿Qué es exactamente lo que estás escribiendo? ¿Le quieres de verdad? ¿Cómo lo sabes?
Eso no es una cosa. Son tres, aprende a contar.
No sé que estoy escribiendo... ¿Me entrevisto a mi misma por puro aburrimiento o quizás es lo que siento?
¿A él? Claro que le quiero. No sé ni cómo lo sé, ni cómo puedo saberlo, ni por qué le quiero de esta manera tan sumamente traidora. Pero le quiero. Más que a mi... más que a mi.
¿Y qué piensas hacer ahora?
Dormir. Seguir con mi vida. Quererle más.


...otra extraña noche de noviembre.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Sólo porque alguien no te quiera de la manera que a ti te gustaría, no significa que no te quiera con todas y cada una de sus fuerzas.

Lo que he escrito para hoy, es algo más personal de lo que ya de por sí es lo que suelo escribir. Es algo que nunca diría y que hoy me siento con fuerzas de escribir. Es una historia que aún no ha acabado y que es realmente especial para mi. Es lo más extraño que me ha pasado en la vida, y seguro que siempre lo será. Porque no hay nada imposible. Salvo la mentalidad de la gente frente a retos más complicados de lo normal. 
A los pocos que leáis esto, si es que alguien lo hace. Espero que os guste. Aquí, me abro al mundo un poco más.



Mi voz y mi letra quieren expresar por medio de esta carta la palabra TE QUIERO, TE ODIO o NUNCA SALDRÁS DE MI MENTE. 
No sé, espero decirte que esta carta fue hecha por cada palabra, cada suspiro, cada recuerdo que tengo de él.  
Él. Chico único que conocí ya hace tiempo, que aprecio. Y que de tal manera nunca quise perder, al que quiero sin saber que le extraño más que a nada en este mundo.
 Sin necesidad del beso más dulce. Ni siquiera de la más mínima caricia. Simplemente con sencillas pero reales y sinceras palabras, llamadas, miradas. Mi corazón y mi YO entero le reflejan mi amor. 
Él, la inspiración de decirle cosas que nadie le diría nunca. Que nunca más dije.
En realidad, él es el chico con el que yo estaba dispuesta a vivirlo todo. Es con él. Con el chico que por primera vez realmente fui y soy feliz.
Sinceramente nunca fui una chica de tener a alguien así de importante. No sabía lo que era sentir algo así. Para mi era algo extraño. Eran besos, ir de la mano, ser novios... Ahora, sabiendo que lo que siento no es eso. Sabiendo que lo que siento es algo más que un cariño especial. Sabiendo también, que es la primera vez, difícil, extraña. Nueva. Es la etapa en la que se descubren cosas, se madura más rápido, se cambia continuamente. Ahora no soy la chica tonta que escribía libros en los que los personajes se parecían a mi y a mi soñado, pero sin rostro, príncipe azul. Ahora soy más importante porque estoy de alguna manera con él y solamente con él. Ahora, soy mayor porque he descubierto cosas de mi misma, y por mi misma. Ahora, sé que he cambiado, que sigo cambiando porque cada día veo las cosas de una manera.
Tal vez existieron y seguirán existiendo miles de chicas que crean que le quieren, que creen que le conseguirán fácilmente, o que le quieran por su físico. Increíble por cierto.
Pero esa no es la razón por la que yo lo quiero. Y tampoco ansío tener una relación con él. Tan solo me limito a sentir lo que siento, a quererle con cada recoveco de mi mente, de YO. Un YO un poco extraño. Tan solo me limito a ser yo misma, a ser su amiga, a sonreír cuando pienso en él, en qué estará haciendo, en si estará pensando en mi.
Yo, que le quiero por su gran forma de ser, por todo lo que demuestra. No solo porque sea alguien guapo, sino también por lo que me ha hecho y me hizo sentir desde el principio. 
Más allá de que no lo sabe, me hace demostrárselo a mi también a menudo. 
Es la persona que yo llegué a conocer como bueno, rebelde y siempre dulce, cariñoso, a pesar de sus ataques de locura o rabia ligeramente infantilizada.
Llegué a pensar que algún día cuando él pudiera estar enamorado de mí, podríamos formar algo. Decirle todo lo que siento en todo momento, sin ahogarme nada, sin tragarme ninguna palabra. Para entonces, quién sabe para qué existiría este blog. Pero bueno qué mejor que poder estar con él.
Es la persona a la que conocí sin saber qué podría llegar a ser, a la que adoro y nunca voy a dejar de querer.
No sólo eran palabras ni susurros los que le dije para ser capaz de contarle por fin lo que en realidad yo sentía. 
No sabría que hacer para que él se fijara en mí, aunque tampoco pienso que eso sea extremadamente importante, es mi amigo y está ahí. Eso cuanto menos, me reconforta. Sé que no puedo pedir más. Puede que fueran palabras sinceras para que llegara a sentir por lo menos la mitad de lo que yo siento por él, pero eso fue hace meses y entonces me veía un poco tonta.

Que se enamorara de mí no sería ningún sueño. Él no cree en el amor y se podría decir que yo tampoco creo en la palabra como tal. Así que lo nuestro sería algo extraño. Pero no dejaría de ser bonito, ¿no?

Nunca ha habido hasta ahora palabras más sinceras que las que escribo en estas líneas, puede que nunca las vuelva a haber. Quién sabe como se desarrollarán los acontecimientos después de mi gran "confesión".
Decir que le quiero, porque es el único que me ha demostrado que el cariño especial es único y maravillosamente extraño.
Lo odio, porque me ha robado entera; ha robado mi corazón, o lo que sea que provoca que yo sienta; y hoy que lo necesito me ha dejado sola.
Y nunca saldrá de mi mente, porque jamás se olvida el primer paso de cada cosa nueva. En este caso podría decirse que sería el primer amor (?).
Algo importante que podría servir como moraleja es:
"NO SABES LO QUE HAS ESTADO PERDIENDO HASTA QUE LO ENCUENTRAS". 

Conocerle, no lo busqué, aquel día solo daba vueltas al azar. Pura distracción. 
Y lo encontré. 
Yo sinceramente no sabía el verdadero significado de la palabra AMOR, pero ahora que encontré puedo decirte que es algo genial sentirse así, sentirse único.
Hay tantas cosas que le quiero decir pero que sinceramente no me salen por miedo. Por miedo al rechazo, desilusión y por miedo de que todo salga mal y se termine mi sueño. 
Con el siempre lo pasé súper bien. Como dicen, las cosas siempre pasan por algo. 
Sé que sólo tengo catorce años, pero soy consciente que lo que siento es sincero y es por él. 
Ya que he aprendido que mi vida tiene sentido, porque de alguna manera él esta a mi lado. Y quiero que sepa, más bien decir algo que ya sabe. Que ahora vivo también por y para él, a pesar de todo lo que nos pasó. Que siempre estaré aquí.

Y OS QUIERO DECIR A TODOS, O A LOS CUATRO GATOS QUE SEAN CAPACES DE LEER HASTA AQUÍ, QUE NUNCA DEJÉIS QUE EL VERDADERO AMOR SE VAYA, SEPÁIS SI LO ES O NO. ES LO PEOR DEL MUNDO, PORQUE CUANDO TE DAS CUENTA DE LO QUE TIENES, PUEDE SER DEMASIADO TARDE.