sábado, 27 de agosto de 2011

I think of yesterday... and all the times I spent being lonely.

Quizás tú sientes que el dinero, las propiedades o encontrar a alguien con quien acostarte cada día sea el sentido y el objetivo de tu vida... O quizás lo buscas en las opiniones y en el deseo de aprobación de tus amigos, tus padres, y los que te rodean en general...
Pero siempre acabas sintiéndote igual: con una sensación interior de vacío y angustia.

Pero lo más interesante, es que el sentido de tu vida lo sientes, por primera vez, cuando sufres un gran estremecimiento emocional o estás en peligro:

Cada día que pasaba pensaba más y más tiempo: Qué hice mal. Luego me ponía a recordar los momentos que tuvimos. Sonreía. Reía. Volvía a sonreír. Y ponía esa canción... Entonces de la sonrisa afloraba una lágrima y esa mirada perdía brillo.
Luego pensaba si merecía la pena. Y después le daba lugar a la culpabilidad y al deseo de haber hecho las cosas de otra manera.

Y ahora, ¿qué?
 
 
Te pido perdón por las cosas que no te di, solo pensaba que envejecería a tu lado, juntos. Juntos hasta el final. 
Se echan de menos muchas cosas: noches, besos, palabras, discusiones… Oh, Dios, ¡las hemos tenido buenas!
Gracias por eso. Gracias por cada detalle. Por la primera vez que nos vimos, por la primera foto, la primera sonrisa. Gracias por ser alguien de quien siempre he estado orgullosa, por tu coraje, por tu dulzura, por lo guapo que has sido siempre. Por mi continuo deseo de… poder tocarte. 
Dios, si es que eras mi vida. 
Te pido perdón por las veces que te he fallado, en especial por la que fue

La última.

Cuando me pongo a pensar en lo que te echo de menos, digo, ¿de verdad mereció la pena todo aquel sufrimiento?, ¿toda aquella lucha?
Luego, por lo general, me regaño a mi misma por semejante pensamiento.

¿Desde cuando hago yo cosas que no merecen la pena...?

¿Desde cuándo TÚ no mereces la pena?


Ahora que estoy lejos, y que la soledad no ayuda a que mi mente descanse de ti, te echo más de menos que nunca. ¿Lo único?
Quizás ya no sea ese NO amor... Ese cariño especial. Quizás ese cariño especial, ese que hacía que desease tenerte a mi lado cada noche, que me hiciese sonreír al recordar tu voz, que hiciera que se me inflara el pecho de un golpe al recordar tu sonrisa... Quizás todo ese cariño especial, ya solo sea cariño.
Eres alguien esencial, y quien lo ponga en duda que se muera. Simplemente que...

Quererte se ha convertido en rutina.



Tómame como al tequila, de un golpe y sin pensarlo.

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