martes, 21 de diciembre de 2010

Un ocho.

Qué bueno tener la oportunidad de escribirte algo, de saber que alguna vez exististe en mi vida. No de la manera que tal vez quisiera pero desgraciadamente nos conocimos tarde. Igual siento una felicidad inmensa de saber que he podido compartir contigo muchas cosas.
Deseo que hoy día estés bien, ya que para mi ya no es posible. Que lo pases bien al lado de todas las personas que te quieren. Yo querría estar contigo, ahí, pero por suerte o por desgracia no se puede; créeme que te mereces lo mejor, hoy día y todos los demás.
Nunca quise que nos llegara un adiós. Te conocí y desde entonces no me imaginaba no tenerte en mi vida en ningún sentido. Hoy por hoy sólo doy gracias, por haber llegado hasta ti. Por permitirme conocerte, por colocarme en tu vida. Y a ti en la mía. Créeme que dije siempre caminaría a tu lado hasta que me lo permitieras. A mi modo, pero lo haría. Para así poder cuidarte. Sólo quería darte seguridad, darte lo que nunca en tu vida hubieras tenido.
¿Sabes? Muchas veces han sido las que he soñado contigo, y he pasado noches en vela pensando en que momento sucedió todo esto, Desearía mirar tus ojos en este momento, mientras lees estas líneas. Si las leyeras, y si eso fuera posible. O si, en cualquier caso, arreglara las cosas.
Verme en tus ojos y saber qué piensas, qué sientes. Qué pensabas, qué sentías.
Cuando estoy sola te dibujo en una silueta en el aire e intento hacerla real, para así tenerte y abrazarme fuerte a ti y no soltarme. Para que nunca te hubieras ido.


¿Sabes? En mi vida sólo le he escrito cartas a dos personas. Hoy me acuerdo de las ganas que sentía las de hacerlo contigo. Porque llegaste a mi vida y ya marcaste diferencia. Pero hoy tengo una necesidad inmensa de sacar de alguna forma lo que pasa por mi mente, mi cuerpo y corazón en estos momentos por ti. Y todo lo que pasaba hace relativamente poco. No han habido muchos cambios, pero en ti...
No he podido darle nombre aún, pero sé que sentía algo muy grande y especial por ti.
Aún si algún día definitivamente no pudiera estar contigo de algún modo, te daría las gracias por recordarme que tengo muchas cosas para dar por alguien. Pero ya... ya no sé, agoté tantas contigo...

¿Sabes? Quisiera decirte tantas cosas, que has traído a mi vida. Aunque siempre todas las veces caigo en la misma realidad de que quizás nunca podremos estar como quisiéramos, o como yo quisiera. Porque nada es igual que antes, y, quizá, ya nada vuelva a ser como antes.
Sin embargo, aún, y siempre lucharé, día a día por ser alguien en tus sueños.
Convertirme algún día en tu alma, tu espíritu y tu esencia,  que te des cuenta de que me dejaste atrás y me hiciste tanto daño... que no es que no debieras hacerlo, pero... éramos amigos, ¿no? Yo al menos te quería... y ahora... Ahora te quiero demasiado.


Muchas veces me detengo, en mi mundo, en mis cosas. Y pienso en aquel sueño que tuve contigo, en el cual estaba junto a ti, físicamente y mi corazón parecía que flotaba en el aire y se iba por las nubes de Madrid. Venías a por mi.

Me arrancaste tantas sonrisas, más de un te quiero que nunca dije con tales palabras. Y aún así, hoy,  te lo vuelvo a decir en esta carta, que te quiero. 
Y que desde hoy pediré a cada estrella en el cielo que te vaya bien en todo sentido. Y nunca me bastará, nunca me bastó, nunca me bastaría con tus palabras. Porque mi corazón siempre desearía seguir conociendo el tuyo, y entrar fuerte, hasta más no poder.
Y que ese día vieras en mí a alguien súper importante y necesario en tu vida…
Pero ya no estás para hacerlo.

Nunca pensé que te fueras a meter en mí así como lo estuviste. Y que me devolvieras un pedacito de felicidad, desde que te conozco mi mundo cambió. Para mí nada era igual.
Tus ojos inocentes dentro de ese cuerpo de joven hombre, simplemente me fascinaba. Hipnotizaste mi vida, y tus manos trajeron a mí ese sentimiento de lo que es querer.
En los pocos momentos que te he sentido junto a mí, recuerdo olvidarme de todo. Sólo pedía cariño, y así me tendrías de cualquier forma en tu vida.
Te regalaba todo lo que tenía mientras podía, y lo hacía sin pedirte nada a cambio. Sólo que me siguieras tratando con ese mismo cariño con que me tratabas.
Eres una persona que a lo largo del tiempo he pude conocer, admirar, confiar pero sobretodo, pude querer.

Es tan complicado todo esto que nos ha pasado, pues ya tenias tu vida medianamente organizada. Y yo, sin embargo, sólo comenzaba a desembalar mi sentimientos para reconstruirlos. Pero mi corazón cuando se trataba de ti, me pedía más y más. Que te siguiera conociendo, que siguiera viviendo contigo todas esas cosas que nos hacía sonreír...
Qué vamos a hacer, me da miedo, pero a la vez siento la necesidad de seguir queriéndote, creyendo en que un día exististe, en .
¿Sabes? Tengo, tenía mucho para ofrecerte pero a la vez tan poco... Sólo quiero que ambos, a ser posible,  tengamos siempre presente, que no podemos dejar las cosas así, como se dejaron. Tú sabes que tengo a una y mil cosas que decirte, que yo también sé despotricar. Y también que yo también necesitaba algo más, aunque fuera por otro camino. Y eso siempre ocupará su lugar. No lo tomes a mal, sólo que siempre me gustó poder ser sincera y más contigo, mostrarme tal y como soy. Y eso siempre me lo brindaste. Porque de mí siempre sólo tendrás la verdad, la verdad de lo que siento.
Además, sé que tú, en algún recoveco de tu vida, por pequeño que sea, también echas de menos algo de lo que hacíamos, cualquier cosa: hablar, reír, colgar llamadas, mandar mensajes, contar chistes, poner la cam, compartir fotos, contar con el apoyo del otro, y sobretodo, saber que nos teníamos el uno al otro para cualquier cosa.
Vale, no tenemos ninguna razón lo suficientemente válida para ti como para seguir juntos de esa manera, pero... ¿Acaso no es suficiente lo que he sufrido ya en este mes?


Pese a todo esto, siempre quise que me recordaras con una sonrisa en tus labios, que me tuvieras presente todo el tiempo, de que vales muchísimo como persona.
Sólo quise vivir contigo cosas bonitas, por decirlo de alguna manera.
Hoy por hoy eres un sueño que quise que durase muchísimo tiempo. Fuiste un sueño del que no quería despertar, porque el día que abriese los ojos y viese que se terminó simplemente no querría levantarme.
Y de hecho, es lo que ha pasado... al parecer, me está costando muchísimo levantar cabeza.

No quiero imaginarme un futuro a tu lado, no quiero salirme de la realidad, sólo quiero disfrutar lo que cada día traiga, sin afanes ni apuros, porque eso me gustaba de ti, que todo iba pasando así, sin presiones, todo llegaba por sí sólo…
Sólo me quedaba decirte, “gracias”, gracias por estar en mi vida, por darme tantas cosas bonitas, por dejarme entrar.
Y es que luché cada día por tocar fondo, y rozar tu corazón para irme metiendo poco a poco en él. Y no vale, quizá nunca llegué a conseguirlo, pero gracias por hacerme participe de tus pensamientos y de tus momentos.Gracias por tu honestidad, por hablarme con sinceridad, con ese cariño que sólo tú sabías darme…
Te quería de verdad, y seguramente lo siga haciendo por un tiempo. Y créeme que estas son las palabras más sinceras que algún día has podido escuchar o leer. Y quizá las últimas si no vuelves, porque sincerarme de esta manera me duele, me duelede verdad.
Quiero terminar diciéndote que te quiero, que cada noche antes de quedarme dormida, te imagino quedándote dormido y me dan ganas de tocarte, de tocar ese fantasma que se formaba con tu imagen en mi menta. Eentonces siempre con mi imaginación dejo que un rayo de luna te acaricie el rostro y que esa misma luna venga a decirme que estas bien. Ya que tú ya no lo haces.
Tengo tantas ganas de verte, y sentarme contigo a hablar, a admirarte, consentirte como pensaba que merecías. Y quizá poder saldar todas las deudas.
Yo sé que pasaría una eternidad disfrutando cada momento. Todo aquel segundo en tu compañía fue lo que siempre soñé, y al final nunca tuve. Tenía tanto para darte, y recibirías tanto de mí que me duele recordarlo.
A la medida que me sea permitida, te seguiré recordando con el mismo cariño de siempre, pese a esa pequeña espina que no se va. Que pasa el tiempo y sigue fiel a su dueño, no se mueve, no se inmuta.


Nunca digas adiós, porque decir adiós significa irse lejos.
E irse lejos significa olvidar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario