viernes, 19 de noviembre de 2010

Unas teclas y una hoja en la pantalla.

Aquella noche no tenía fuerzas para escribir... Todo podría haber sido posible, si no vivieramos cada uno en una punta del país. España era tan grande en aquellos momentos...
No tenía fuerzas para escribir pero aún así lo hacía. Con mi bolígrafo rosa favorito y papel cuadriculado en mano, me decidí de una vez a escribir todos aquellos sentimientos que me atormentaban, pero a la vez me hacían feliz.
Y fue entonces cuando me di cuenta. Él significaba demasiado para mi, demasiado como para echarlo todo por los suelos con aquellas manifestaciones e amor, cariño o lo que fuesen...
Tenía miedo. Miedo y vergüenza, ya que nunca había hecho aquello.
Era la segunda vez que sentía algo por una persona y la primera en la que realmente me había decidido a hablar sobre ello.
En fin. Ahora mismo, recuerdo aquella noche perfectamente. Un sofá cama. Pasadas las tres de la mañana y con el corazón a mil después de haberle mandado una copia de lo que había ido escribiendo desde aquel 22 de Agosto. Un 22 de Agosto en el que él mismo me había animado a contarle a aquel increíble chico lo que sentía. Sin saber que era él del que siempre había hablado.
Recuerdo la primera frase después de leer mi Documento Word.
Al igual que recuerdo que prometió que las cosas nunca cambiarían. Que él estaría ahí para lo que fuera... Y que la distancia era una mierda.
Ahora mismo, las cosas han vuelto a cambiar. Un poco a mejor, un poco a peor. Nos conocemos más. Y al menos yo, tengo muchísimas más ganas que hace unos meses, de ir a verle y por fin poder estar a su lado por un momento.
Qué puedo decirle más.
No sé... Toda mi inspiración se quedó en aquellos Documentos Word 2007.

PD: Vale, estar entre dos mares es una posición bastante justa. No puedo pedirte más, pero tampoco menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario