viernes, 26 de noviembre de 2010

No todo es blanco o negro. El gris está bastante bien.

Hay momentos en los que lo que sientes es tan fuerte que al intentar defender tu muralla te vas al extremo equivocado y ésta se derrumba un millón de veces más fácilmente de lo que te costó construirla.
En esos momentos, no sabes qué hacer. Si seguir luchando con el trozo de muralla que quedó en pie, si comenzar a repararla o dejar la lucha.
Entonces hay cosas que pasan a segundo lugar cuando no deberían.
Tú te hundes, tiemblas y lloras. Y pierdes tiempo. Pierdes momentos, oportunidades de cambiar, de mejorar. Pierdes esperanzas y encuentras complicaciones en cada rincón de tu vida. Miserable por momentos.

Tu piel se hiela, tu corazón se para y tu mente se colapsa.
Y sientes que vas perdiendo vida, que vas perdiendo lo que un día fue tu fuente de energía.
Pero en el fondo sabes que él te quiere, aunque por cabezonería o por miedo no quieras creerlo.




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