martes, 9 de noviembre de 2010

Cuando no sepa seguir, improvisaré.

Qué raro es esto de sentirse querido. Qué raro el saber que alguien te apoya. Qué raro. Pero me enamoré de ti sin creer en el amor.
Extrañezas.
Verte reflejado en el espejo y ver algo diferente a cada día que pasa. Verte por dentro cómo cambias. Ver, que por fuera es distinto al no estar a su lado.
Preguntas sin respuesta.
Por qué te enamoraste tan rápido. Por qué fue tan importante para ti desde el primer momento en que os conocisteis. Por qué no eres capaz de expresarle lo que sientes cuando le dijiste que le querías hace tiempo.
Enemigos. Debilitarse ante contratiempos. Pensar en tirar la toalla. Soñar cada  noche con esa persona, que está a tu lado y que ha empezado a quererte. Dejar de luchar, cavilar sobre la posibilidad de dejarlo todo y esperar a que tu resultado venga. Y si no viene qué más da.

Distancia. Enemigo ejemplar. Doloroso e inoportuno. Más fuerte aún si eres menor de edad. Palabra Kilómetro.
Complicaciones. Problemas con difícil solución en los que influye la distancia. Confesiones efímeras. Confesiones prematuras.
Amor. No creemos en eso. Pero siento algo tan extraño aquí dentro...
Tiempo. Ver los meses pasar. Ver que el reloj no se detiene y sigues sin poder avanzar.
Esperas poder abrazarle, al menos cuando estás realmente mal. Despertar y encontrar la almohada entre tus brazos.
Maquillaje. Disimular el deseo. Ocultar la tristeza. Encubrir las traidoras ojeras después de una noche de lágrimas o de espera.
Caliente.
Aguantar el invierno sin sus brazos. Sobreponerse ante problemas con una mano de plástico que te ayuda a levantar. Consolarse con su buzón de voz cuando te sientes a morir.
Esperanza.
Que no haga falta cumplir los 18. Poder encontrarte con él en el camino y que lo sigáis juntos. Esperanza de nuevo. Deseo de que él sienta algo. Ansiar un beso. Soñar sus labios, su pecho, su cuello.
Sentir ese fuego ambos. Que las palabras te quiero dejen de ser una broma.
Que nada deje de ser igual. Pero que ahora no sea un juego. Ni ganar ni perder. Tablas para ambos en el centro del tablero. Un beso.
¿Triste?
Nah.
¿Y esas lágrimas?
La emoción que me provoca leer esto y sentir que lo que siento he sido capaz de escribirlo por fin.
¿Qué quieres hacer ahora?
Coger un avión y escaparme.
¿Cree que deberías?, ¿que sería responsable?
No. Nada de esto lo es. Algo más no cambiará el juego.
¿Instrucciones?
No. Ya sé como va todo esto.
¿Información?
No. Sé que él va ganando.
¿Optimismo?
El mínimo, nada de ilusiones que acaben mal.
¿Quieres dejar de llorar?
Deja de preguntarte a ti misma.

Solo una cosa más... ¿Qué es exactamente lo que estás escribiendo? ¿Le quieres de verdad? ¿Cómo lo sabes?
Eso no es una cosa. Son tres, aprende a contar.
No sé que estoy escribiendo... ¿Me entrevisto a mi misma por puro aburrimiento o quizás es lo que siento?
¿A él? Claro que le quiero. No sé ni cómo lo sé, ni cómo puedo saberlo, ni por qué le quiero de esta manera tan sumamente traidora. Pero le quiero. Más que a mi... más que a mi.
¿Y qué piensas hacer ahora?
Dormir. Seguir con mi vida. Quererle más.


...otra extraña noche de noviembre.

3 comentarios:

  1. Triste, xo cierto. Totalmente identificada.Parece que estas dentro de mi cabezz! Es tuyo?

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  2. Jejeje suelen decirmelo... pero solo trato de expresar como me siento. Parece mentira que seamos tantas al fin y al cabo no? xD
    Si. es mio :)

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